

Pienso que la majestuosidad de la Catedral de Burgos y la sobre-belleza de la de León se comen, de lleno, a la de Palencia, que se encuentra en medio, recibiendo sombra de las dos. Y yo, acostumbrado a la amplitud de la 'Bella Desconocida', cualquier otra catedral me parece más pequeña (y es que lo son). Pero lo de las vidrieras es algo mágico. Las torres que presiden la Plaza de Regla, con el rosetón visto desde fuera, nos preparan para algo interesante en su interior. Y la visita, la verdad, no decepciona. Entrar cuesta 5 € con audioguía y pase al Claustro. Lo de subir a las torres es dinero aparte.
No pocos palentinos me habían hablado de las tapas de León, que ya van incluídas en el euro (o euro con diez) que te cobran por un corto de lo que sea, o un vino pagado como tal. Casi tantos (o más) que los que me mencionaron la catedral o el Musac. Y no es de extrañar que si, en mi única visita a Gijón encontráramos un porrón de paisanos, en León conociéramos a un dependiente palentino en una tienda de alimentación.
Lo nuestro sigue siendo (más que menos) bueno, pero es 'peligroso' salir ahí fuera y seguir conociendo mundo para darnos cuenta de nuestras virtudes y, sobre todo, de nuestras carencias como capital. Necesitamos seguir mejorando porque el encanto se hereda, pero también se crea.
Lo nuestro sigue siendo (más que menos) bueno, pero es 'peligroso' salir ahí fuera y seguir conociendo mundo para darnos cuenta de nuestras virtudes y, sobre todo, de nuestras carencias como capital. Necesitamos seguir mejorando porque el encanto se hereda, pero también se crea.
León es la legión de la morcilla y la cecina, pero hay muchísimos productos más de igual o mejor calidad si cabe como el chorizo, la los pimientos de Fresno, el puerro de Sahagún, quesos vinos... Justo al lado del Rebote en el restaurante el Llar tienen de tapa unas patatas con salsa de queso buenisimas, y los callos del garbanzo negro son un vicio. Lo del tapeo en León es legión y religión.
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