Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

27 enero 2015

Periodismo de pico y pala

Me ha costado ponerme al frente de esta caja de texto vacía en este mes de enero, y eso que el comienzo del año suele ser bastante inspirador mirando a doce meses vista.
La inspiración en vena, al final, me ha venido por las dos horas y media que duran en conjunto dos vídeos recientes emitidos por La 8. Son más que dos simples vídeos en Youtube. Son dos piezas que todo palentino debería ver.
La primera es un ejercicio de recuerdo, de emoción y del sentimiento hacia una profesión. El leitmotiv es uno que nunca falla a la hora de contar historias: el paso del tiempo.
20 años de Televisión Palencia es un cuarto de vida de la media española. Oír hablar sobre los orígenes de esta idea bien parida es oír hablar del periodismo de pico y pala. Del periodismo que más o menos nos ha tocado hacer en algún momento a todos los que besamos el altar de la Facultad de Ciencias de la Información: el de sacrificarte. El de amar y odiar este oficio al mismo tiempo. El de saber que, al final, el trabajo siempre sale. El de saber que tu trabajo acaba teniendo alguna recompensa: en Palencia -así lo cuentan sus protagonistas- es el cariño y el agradecimiento de la gente, de los palentinos.
Contrasta ver la imagen de un Santoyo que peina canas con la del de 'TeleSantoyo' de hace dos décadas. Contrastan los niveles de profesionalización de ahora con los medios de antes, que funcionaban a base de voluntad más que de botones ¡Pero qué medios!
Haciendo zapping, y eso que los lunes había cosas que ver, la Telefunken de mi casa acabó alguna que otra vez detenida en el 'De Todo Un Poco' tan de andar por casa, que te atrapaba con cualquier cosa que te resultaba conocida.
La televisión ha cambiado. Las vidas de quienes la han hecho y la hacen posible, también. Como las de los espectadores. Cada fotograma de su historia lo asociamos al de algún hecho coetáneo de nuestras vidas. La televisión es la vida misma.
Y fruto de esa evolución y esas herramientas, salen trabajos como el que vio la luz apenas hace unos días: la cara menos conocida de nuestra Bella Desconocida: la Catedral de Catedrales, que reza en algún libro, y a la que tanto he mencionado en estas líneas que pinto de vez en cuando. Con tres personas y la colaboración de Txomin Pérez se hace una hora preciosa de televisión local.
Varios siglos de Catedral en pie, varias lecturas en algunos manuales y algunas visitas durante mi vida y, cuando te crees confiado, acabas siendo arrojado por el vídeo hacia la sorpresa a golpe de lo inédito... o lo menos visto. ¿Cuánto nos queda por saber todavía?, me pregunto tras superar el minuto 63.
De esas tres personas que dieron vida y forma al reportaje, puedo presumir de haber coincidido con dos en tiempos pasados, posiblemente bastante antes de saber qué quería hacer cada uno con su vida. Almudena Trigueros y Lucía Ferrer forman parte de esa televisión que, desde la distancia, se sigue echando de menos. Gracias, Internet, por existir. Gracias, periodismo local. Gracias, periodismo de pico y pala.