Tan fría, ¿tan caliente?
IMAGEN PLAZA MAYOR: Facebook Diario Palentino
Madrid, en cuestiones de temporal, es una atalaya desde la que nos apetece la playa del levante en verano, y la nieve del norte en invierno.
Madrid, en cuestiones de temporal, es una atalaya desde la que nos apetece la playa del levante en verano, y la nieve del norte en invierno.
El
día que nieva en Madrid capital, cada vez más contados y con menos cantidad, no se habla de otra cosa, aunque los
cientos de kilos de sal dispersa y el trasiego constante de coches y
personas impida que cuaje. En una de ésas, bajando al programa local de
Cope, hace seis o siete años, su director y Cronista de la Villa Ángel
del Río recordaba grandes nevadas que caían en la capital de España en
su juventud, "hasta la altura de la rodilla", decía. Lo mismo que ahora,
algunos de mis familiares, al Norte de Palencia, miran hacia su niñez
con el paisaje del presente.
Y mientras la nieve no desemboque en tragedia, o el temporal haya decidido quedarse para siempre, el paso de los días lo convierte en una anécdota propia de la estación en la que estamos y que, fotográficamente hablando, ahora que estamos en la era del Instagram, nos deja unas instantáneas preciosas.
Y mientras la nieve no desemboque en tragedia, o el temporal haya decidido quedarse para siempre, el paso de los días lo convierte en una anécdota propia de la estación en la que estamos y que, fotográficamente hablando, ahora que estamos en la era del Instagram, nos deja unas instantáneas preciosas.
Luego está el futuro, del que poco sabemos, más allá de las previsiones. Los que ahora van a ser padres, esta semana se llevaban las manos a la cabeza con el titular "Uno de cada dos niños que nacen ahora, tendrán cáncer a lo largo de su vida". Pues algo así ocurre con esta previsión del tiempo para 2050. Son eso: previsiones, tendencias con su base científica, pero que no cuentan qué variables pueden cambiar o qué imprevistos pueden surgir... Pero acongojan. Cumplen su cometido de alertarnos de que algo no se está haciendo bien. No sé si los 41 grados impresionan más en Palencia o en la vecina Burgos.
Como
dijo aquel presidente de fútbol en su día, y en castellano para que se le entendiera: "¡Al
loro, que no estamos tan mal, hombre!" Por eso, quien se queja de frío
en Madrid, que mire hacia el Norte. Y quien se queja de frío en el
Norte, que eche un vistazo al futuro. Y quien se queja de cómo viene el
futuro, que viva el presente. Y quien se queje del presente, que haga algo por cambiar su vida.
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