San Antolín son las personas
La segunda semana de septiembre nos devuelve a la normalidad, a
la monotonía con la que unos cuantos nos sentimos tan a gusto.
Dejamos, pues, atrás los sanantolines donde el que escribe, personalmente, ha disfrutado como hacía tiempo, no necesariamente por el programa de fiestas, mejor que el del
año pasado, donde toda peseta de más se nota, pero la clave ha estado por otro lado.
Las casetas de tapas, motor años anteriores, descarrilan por momentos: asumimos que nos dan cualquier cosa más bebida por 2,50 €.
Pocos hosteleros piensan en la calidad y en sorprendernos. Tan importante
creen que es llenarnos el buche con un "pan con algo" como ellos las arcas. Quizás, por eso,
les hay que marcan los precios que les da la gana para las tapas no
oficiales. Sólo que eso ya no es la original Feria de la Tapa, sino algo parecido a un "Despiporre Casetil", donde yo planto aquí el chiringuito, que veraneantes no me faltan.

Es una pena que el Mercado Medieval sólo pueda aprovecharse tres días, siendo una de las actividades más atractivas, aunque los comerciantes se quejen de que las ventas no son lo que esperaban.

Chapó por los conciertos; no por la brillante idea de poner fuegos desde Dos Aguas al mismo tiempo y que las explosiones se mezclen con las guitarras y baterías del escenario.
Chapó por el comportamiento de los jóvenes que quedan para beber por la
calle de forma pacífica; no por quienes no tienen la idea de poner unos
aseos portátiles para que la gente pueda hacer lo suyo en el lugar que
corresponde.
Chapó por permitirles a los bares tener abierto hasta más tarde; no como en Madrid, que ya puede ser la Fiesta Padre de todas las Fiestas que los Municipales van ordenando el toque de queda a horas tempranas, y donde las Leyes se saltan con dinero.
Chapó por permitirles a los bares tener abierto hasta más tarde; no como en Madrid, que ya puede ser la Fiesta Padre de todas las Fiestas que los Municipales van ordenando el toque de queda a horas tempranas, y donde las Leyes se saltan con dinero.
Y chapó por San Antolín, el motivo por el que nos juntamos las familias y
los amigos. Por ellos, unos sanantolines pueden ser los mejores del mundo, aunque no haya nada en el programa... Pero sabemos que siempre ayuda una buena verbena de más o discurrir para traer novedades, que siempre vienen bien para distraernos y animarnos esos días, que para eso las pagamos. ¡Viva San Antolín!
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