De vacaciones con el bolsillo tocado
Mucho se habla de que la crisis amenaza seriamente el bolsillo de los españoles. Pero que también existen técnicas sencillas para ahorrar unos cuantos duros a la gente que somos de la clase media-baja, también es verdad. Clase media entendida como gente que, con su salario, satisface sus necesidades básicas sin pasar apuros, incluso permitiéndose un cierto ahorro al final de mes, no como la concepción Calderoniana según la cual, el actual Presidente del Real Madrid se definía a sí mismo como un ser de clase media.
No es que tengamos menos dinero, sino que los precios suben demasiado: desde los pisos hasta lo más cotidiano, como el aceite de girasol.
Aún así, en tiempos de crisis, lo que resistimos a renunciar es a poder hacer alguna escapada de vacaciones. Mientras las clases altas pueden seguir pensando en alquileres de apartamentos durante el mes completo en primera línea de playa en España o, directamente, a darse un viaje completo por algunos países del mundo, el resto de la gente debe darle una vuelta de hoja. Bien porque se ve como necesario recortar el presupuesto para las vacaciones de verano, bien porque no queda otra posibilidad, pero muchos tendrán que optar por algo mucho más barato. Que conste que la crisis sí influye en el sector turístico. Que la hostelería se prepare a acoger menos reservas, o más cortas. Las agencias de viajes avisan del descenso de las ventas en los últimos meses.
Con este panorama, Palencia sigue siendo un buen destino para pasar unos días y desconectar, sin dejarse uno los cuartos de forma alarmante. Si uno quiere alojarse en la provincia, lo mejor es traerse coche, buscar un alojamiento, y desplazarse por los pueblos a disfrutar. Casi uno puede hacer una ruta aleatoria porque todos y cada uno de los pueblos palentinos tiene su encanto.
Un albergue puede ser una opción económica: entre 10 y 25 € por persona, en cualquiera de los de la provincia: Arbejal, Carrión, etc. Los hostales suelen ser algo más baratos que los hoteles y los tenemos en plena montaña palentina (Hostal La Montaña en Triollo, por ejemplo, al lado del Curavacas), cualquiera de los que se encuentran en Aguilar o Cervera... Y siempre quedarán los camping, aunque los de nuestra provincia no es que sean muy allá. Aunque el de Cervera viene muy a mano en el caso de querer pasarse por las fiestas patronales, a mediados de agosto, con una acogida excelente. Las casas rurales son cada vez más demandadas. Las nuestras son, además, gratificantes, y la hospitalidad de los paisanos de nuestros pueblos bien vale su peso en oro.Aún así, en tiempos de crisis, lo que resistimos a renunciar es a poder hacer alguna escapada de vacaciones. Mientras las clases altas pueden seguir pensando en alquileres de apartamentos durante el mes completo en primera línea de playa en España o, directamente, a darse un viaje completo por algunos países del mundo, el resto de la gente debe darle una vuelta de hoja. Bien porque se ve como necesario recortar el presupuesto para las vacaciones de verano, bien porque no queda otra posibilidad, pero muchos tendrán que optar por algo mucho más barato. Que conste que la crisis sí influye en el sector turístico. Que la hostelería se prepare a acoger menos reservas, o más cortas. Las agencias de viajes avisan del descenso de las ventas en los últimos meses.
Con este panorama, Palencia sigue siendo un buen destino para pasar unos días y desconectar, sin dejarse uno los cuartos de forma alarmante. Si uno quiere alojarse en la provincia, lo mejor es traerse coche, buscar un alojamiento, y desplazarse por los pueblos a disfrutar. Casi uno puede hacer una ruta aleatoria porque todos y cada uno de los pueblos palentinos tiene su encanto.
La capital es también una buena opción, aunque nada comparado con la tranquilidad y el descanso que ofrecen los pueblos de la provincia. Las ventajas de la capital están en la buena comunicación con Madrid y con la zona norte peninsular, en que es una ciudad limpia, barata y ofrece una oferta turística muy interesante. Si alguien viene en plan “guiri”, todo sea dicho de paso, un viaje sólo para conocer la capital no da para pasar más de tres o cuatro días en verano.
Para los que, directamente, no se van de vacaciones, o no tienen otra que quedarse en Palencia, de lo malo a malo, siempre pueden hacerse planes que sólo pueden realizarse durante esa época del año. Las subidas al Monte: un clásico, ya sea para darse un baño en la piscina, ya sea ir a pasar la tarde tomando un buen porrón cerca del mirador, ya sea para perderse por el circuito o practicar senderismo o bicicleta. Si no, la Calle Mayor y los aledaños de la capital cogen otro tinte cuando suben las temperaturas. Las terrazas se multiplican, las charlas se extienden hasta altas horas de la tarde, el ánimo en la gente parece otro, y hasta las noticias que aparecen en los medios dejan de tener tanta relación con el turbio mundo de la política. Julio y septiembre suelen ser, además, los meses escogidos por muchos jóvenes para sacarse el permiso de conducir, apuntarse a cualquier otra actividad... incluso para apuntarse a acampadas o recorrer los pueblos de fiesta en fiesta, especialmente, en agosto. Parece que no, pero el buen tiempo siempre ayuda a saborear mejor cada momento de disfrute. Y, lo mejor, sin la necesidad de tener que hacer un gran desembolso. Alguna cosa buena tenía que quedarnos.
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