Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

22 julio 2009

La huella de un arquitecto

Tremendamente recomendable el artículo escrito por Javier de la Cruz Macho que publica hoy Diario Palentino y que sirve para homenajear a uno de los arquitectos más importantes que ha visto Palencia a principios del Siglo XX: Juan Agapito y Revilla, autor de, entre otras obras, el centenario Colegio Modesto Lafuente. Hoy en día sigue siendo Colegio como tal, aunque fue diseñado con todas las de la Ley... de entonces: uno de los alas era para las niñas y el otro para los niños. Dos colegios en uno con un piso, el de arriba, que servía de residencia para los maestros.
Su calle en Palencia une las calles Ricardo Cortés y Nuestra Señora de Rocamador, próximas al Salón.
Lo dicho: un homenaje que recoje otra interesante lección de Historia palentina.

LA HUELLA DE UN ARQUITECTO

A pesar de contar con una calle en Palencia este personaje es, desde mi punto de vista, uno de los menos conocidos en nuestra ciudad, a pesar de haber dejado en ella una gran huella durante el
período en el que fue arquitecto municipal, quizás por no ser oriundo de Palencia sino de la vecina Valladolid, donde nació en 1867 y, seguramente, por que la labor de otros dos arquitectos palentinos contemporáneos suyos, Jerónimo Arroyo y Jacobo Romero, le haya eclipsado.
Había nacido en Valladolid, y realizó la carrera de arquitecto en Madrid. Al poco de terminar la carrera consigue la plaza de arquitecto municipal de Palencia, que le es concedida el 6 de diciembre de 1893, con 26 años. Llegó al municipio con gran inquietud y ganas de trabajar y, durante los años que permaneció al frente de este servicio municipal desarrolló una frenética labor, con proyectos muy i
nteresantes que permanecen en la arquitectura de la ciudad.
Una de ellas fue su aportación al informe de Palencia sobre la higiene, junto al médico Fermín López de la Molina (2-5-1894), aunque el informe que finalmente se publicó llevase sólo el nombre del médico. Los estudios de Agapito Revilla le valieron después para su proyecto de traída de aguas.
Cesó como arquitecto municipal el 28 de Febrero de 1900, por lo que desempeñó el cargo durante casi 6 años. La causa de su cese voluntario se debió a que fue nombrado arquitecto municipal de Valladolid, dejando su puesto en Palencia.
Durante esos seis años puso de manifiesto su gran capacidad de trabajo. Frente a la lentitud de sus predecesores a la hora de presentar los proyectos, Agapito Revilla dio muestras de una vitalidad y capacidad asombrosa, centrándose en su labor como arquitecto municipal sin combinarlo con servicios particulares. Esa capacidad de trabajo fue la que hizo posible que, antes de que terminase 1894, es decir, antes de que cumpliese un año en el cargo, presentase tres proyectos de gran incidencia en la ciudad: el de la Plaza de Abastos, el del grupo escolar de La puebla, y el proyecto de organización del cuerpo de bomberos, además de haber participado, como ya indicamos, en el estudio de la situación higiénica de Palencia, gracias también al dinamismo del entonces alcalde Valentín Calderón.
Esta frenética actividad no descuidaba el día a día, siendo multitud los permisos de obras que revisaba, los proyectos de alineación que desarrolló, la inspección de obras ya empezadas, bien fuesen particulares o municipales. Algunas obras municipales se habían iniciado con anterioridad, pero requirieron su participación para subsanar errores como en depósito de aguas, que se vio obligado a revisar introduciendo algunas modificaciones para evitar las filtraciones que se producían. Lo mismo pasaba con el edificio del matadero, construido sobre un terreno poco adecuado, donde tuvo que introducir múltiples reformas.
Su mirada se posaba también sobre las obras ilegales o que no se adaptaban a lo aprobado, como fue el caso de unas reformas realizadas en el Convento de Las Claras realizadas sin autorización y de las que rápidamente informó a la Comisión de Monumentos. Esta continua labor no impidió que acometiese, a demanda de los ayuntamientos del momento, algunas grandes obras.
Entre estas destaca la Plaza de Abastos, planos que presentó el 28 de Mayo de 1894, que no fueron aprobados hasta 1895 y, cuyas obras se prolongarían en el tiempo sin variar la estructura original del edificio, la cual se ha mantenido, afortunadamente, hasta la actualidad.
También en 1894 presentó el proyecto y presupuesto para un nuevo grupo escolar en La Puebla, que estará terminado el 27 de Noviembre de 1896, el cual también conservamos en la actualidad con el nombre de Modesto Lafuente.
En 1897 fue el responsable de diseñar el plano para la apertura de una nueva calle, la de Don Miro, que baja desde San Miguel hasta el río, gracias a la cesión de locales por parte de Agustín Martínez de Azcoitia. Ese mismo año, 1897, presentó el proyecto de las nuevas paneras del Pósito.
Otro de sus grandes proyectos fue el estudio de traída de aguas y alcantarillado a la ciudad, con el objeto de solventar este «histórico» problema. En 1898 inició los estudios, que le llevarían más de un año, presentando el proyecto el 8 de Noviembre de 1899.
La falta de recursos del Ayuntamiento y el abandono del cargo unos meses después, harán que este proyecto no se convierta en realidad.
El proyecto era tan detallado, tan completo que, unos años más tarde, cuando el alcalde Ignacio Martínez de Azcoitia retome la necesidad de traída de aguas a Palencia y su nuevo alcantarillado, rescatará el proyecto ya existente de Agapito Revilla, el cual se llevará a efecto, culminándose en 1908, con un único cambio en la maquinaria, que ya no estará movida por vapor sino por energía eléctrica. El resto permanecerá en las mismas condiciones.
En Valladolid continuó su labor como arquitecto, culminando el Ayuntamiento vallisoletano iniciado años atrás, diseñando la iglesia de Nuestra Señora del Pilar y participando en el desvío de las aguas del río Esgueva. Al igual que unos años atrás había hecho en Palencia, organizó el cuerpo de bomberos de la vecina Valladolid.
Su mirada se centró también en el arte, labor que plasmó en algunas obras escritas y en su pertenencia a comisiones de monumentos y en la dirección del Museo de escultura de Valladolid. Entre sus obras destacan diferentes colaboraciones en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones y en la revista Arquitectura de la Sociedad Central de arquitectos. Publicó Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid y Las calles de Valladolid: nomenclátor histórico.
Su huella en Palencia es, por ello, bien visible y un posible reconocimiento a su labor sería que, además de la calle que lleva su nombre, se diese éste a la Plaza de Abastos.

2 comentarios:

A las 22/7/09 19:40 , Blogger María ha dicho...

Siempre da gusto hacer este tipo de homenajes. A gente que de verdad hace cosas por nosotros y que contribuye tanto a la cultura de una ciudad y por ende un país.
Un beso!

 
A las 22/7/09 20:47 , Blogger Alma Mateos Taborda ha dicho...

Muy buen blog. Acá me informo y aprendo.Muy bueno. Un abrazo

 

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