Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

30 agosto 2010

El becario que llevamos dentro

Mañana será el último día de prácticas para mucho becarios, aunque los que tienen el turno de fin de semana ya se han despedido de sus compañeros, de los que ya volvieron de vacaciones el Primero de este mes o aún tienen días en el que viene.
Al menos, los que trabajamos en medios de comunicación, lo hemos sido alguna vez. Otros, de alguna manera, lo debemos seguir siendo. Porque somos jóvenes, porque salimos de fiesta con ellos, porque nos atrae la ilusión con la que entran, porque valoras y valoran tu modestísima veteranía cuando llegan, porque vienen sin la maleza entre las venas que otros compañeros adquieren con el amargor del tiempo y porque te recuerdan que, en espíritu, nunca debemos dejar al becario que llevamos dentro.
El jueves es el día grande en todas las redacciones. El día de los universitarios se convierte en verano en el día de las fiestas de los becarios... O con los becarios, según el bando en que uno se encuentre.
Tuve el privilegio de serlo durante dos veranos en Palencia. Me contaban los que lo habían sido en otras provincias que el ambiente de esos jueves por la noche, y luego de reencuentro en las ruedas de prensa, suele ser difícilmente mejorable. Simplemente porque es espectacular. Algunos de esos empleados consagrados que no se pierden una con sus recién llegados son los que acaban conduciendo la manada a un Carpanta, a un Club 38... lejos de los habituales garitos de borrachines en potencia para los que conquistaron hace bien poco su mayoría de edad.
La Vuelta Ciclista a Palencia, en estos días, se convertía en un punto de encuentro de veteranos con peso de cada medio y de jóvenes noveles que hacen de "la Láser" en Aguilar su punto de encuentro antes de otra nueva etapa.Las "bolsas de ayuda derivadas de tus prácticas" se acaban, aunque en algunos sitios uno puede tener la fortuna de seguir hasta septiembre, y en el Diario o en El Norte es normal que haya quien se haga unos pinitos de más durante los Sanantolines, que siempre viene bien. Aunque la mente de uno se retuerce entre la sensación agridulce de querer divertirse y, al mismo tiempo, tener que estudiar. Porque enseguida llegan los exámenes de septiembre, los que nunca da tiempo a estudiar porque la sensación de felicidad, de compañerismo, de aprendizaje, de experiencia, de satisfacción... llenan mucho más que un simple aprobado en una carrera que no sirve para aprender.
Sirva como recomendación este artículo del periodista palentino Antonio Martín Valbuena, titulado "Mi amigo el becario" (19/10/2004). Forges también se dio cuenta del fondo de toda esta cuestión aunque siempre, al final, perdura lo bueno.

1 comentarios:

A las 30/8/10 13:41 , Blogger María ha dicho...

El duro mundo del becario... Todos hemos pasado por esta etapa pero en realidad es una de las más felices porque estás aprendiendo. Los errores lo son menos y aunque el sueldo suele ser una miseria es de los que más ilusión te hace recibir.Y luego las fiestas, conocer gente interesante que te cuenta sus inicios... He dejado de serlo hace cuatro meses... que nostalgia :)

Un besazo!

 

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