Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

11 enero 2013

La legión de la morcilla y la cecina

A una hora de tren de Palencia se encuentra uno de los rincones de Castilla y León que mejor sabe. León procede de 'legión' y no del animal que luce su escudo. A León le baña, como a Palencia, un río de los que sale en el Libro de Sociedad en 4º de EGB y nunca más vuelves se vuelve a oír a hablar de él, salvo que algún loco se tire y salga en los periódicos. León sabe a cecina curada, a exquisita morcilla, a sopa de ajo y a las croquetas del Rebote. No parece normal que ese sitio esté siempre tan lleno, a no ser que se prueben algunas de sus croquetas de morcilla, pizza, bacon, atún o lo que se les pase por la cabeza a sus dueños, porque seguirían triunfando. León es, por lo tanto, la legión de la morcilla y la cecina.
El cocido, dicen, no deja de ser algo más tirando a maragato, pese a que hay sitios que lo sirven y, en invierno, con frío castellano acompañado de niebla, es algo que apetece.
Pienso que la majestuosidad de la Catedral de Burgos y la sobre-belleza de la de León se comen, de lleno, a la de Palencia, que se encuentra en medio, recibiendo sombra de las dos. Y yo, acostumbrado a la amplitud de la 'Bella Desconocida', cualquier otra catedral me parece más pequeña (y es que lo son). Pero lo de las vidrieras es algo mágico. Las torres que presiden la Plaza de Regla, con el rosetón visto desde fuera, nos preparan para algo interesante en su interior. Y la visita, la verdad, no decepciona. Entrar cuesta 5 € con audioguía y pase al Claustro. Lo de subir a las torres es dinero aparte.
No pocos palentinos me habían hablado de las tapas de León, que ya van incluídas en el euro (o euro con diez) que te cobran por un corto de lo que sea, o un vino pagado como tal. Casi tantos (o más) que los que me mencionaron la catedral o el Musac. Y no es de extrañar que si, en mi única visita a Gijón encontráramos un porrón de paisanos, en León conociéramos a un dependiente palentino en una tienda de alimentación.
Lo nuestro sigue siendo (más que menos) bueno, pero es 'peligroso' salir ahí fuera y seguir conociendo mundo para darnos cuenta de nuestras virtudes y, sobre todo, de nuestras carencias como capital. Necesitamos seguir mejorando porque el encanto se hereda, pero también se crea.

1 comentarios:

A las 29/1/13 13:25 , Anonymous Leonaesgaya ha dicho...

León es la legión de la morcilla y la cecina, pero hay muchísimos productos más de igual o mejor calidad si cabe como el chorizo, la los pimientos de Fresno, el puerro de Sahagún, quesos vinos... Justo al lado del Rebote en el restaurante el Llar tienen de tapa unas patatas con salsa de queso buenisimas, y los callos del garbanzo negro son un vicio. Lo del tapeo en León es legión y religión.

 

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