Felices Fiestas en la medida de lo posible
No pretende éste ser un mensaje pesimista, ni mucho menos. La fiesta, dicen, es la que uno lleva dentro. Pero, sinceramente, desde hace unos años a acá como que no se respira ese aire pre-festivo que puede respirarse en un pueblo, por ejemplo. Las fiestas gustan, y más si hace buen tiempo. Pero no entusiasman. Mucha gente sigue trabajando y otros tantos (jóvenes, sobre todo) aprovechan para sacarse un dinero trabajando en tal caseta o en aquel disco-bar. Aún así, si no es por las casetas, programa en mano, no hay un acontecimiento que llame la atención tanto como para agolpar a miles de palentinos. Este año, quizás Baute logre algo así, pero ni por asomo va a liar la de Mojinos. Que si nos llueve, no sale ni Perry.
Insisto, gracias a las casetas. A ver si se tiran el rollo y cumplen con el compromiso de "2 euros caña+tapa" y se portan bien y no hay líos y todos tan felices.
Por fortuna, hay algo que no cambia ni cambiará. La tradición de acudir a la Catedral el día de San Antolín es algo que, haya o no haya telares para salir de fiesta, ese día seguiría siendo sagrado para todo palentino. Por lo demás, según se lo curre el concejal de turno. Y a la gente, y es lo triste, le entusiasman más las fiestas de Cervera (por poner un claro ejemplo de lo que gusta) que las de Palencia, de las que se dice: «Total, para lo que va a haber...». Por eso, lo dicho: el que pueda, que se divierta. ¡Felices fiestas para todos!
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