La fauna nocturna findesemanera
Sorprendente el panorama del fin de semana a altas horas de la noche... Si fuera foráneo, sólo cabría en mí una pregunta: Macho... ¿aquí la peña... qué se chuta?
Viernes por la noche (o, en su defecto, cualquier noche, es que da exactamente igual): en la plaza metálica de la zona, un grupo de tres chachos dando un guantazo a otro que había tenido gresca por allí. Ahí siempre hay gente que se pega, quizás porque es un espacio mucho más amplio que justo en medio de la carretera entre el ahora "Gabana", ring por excelencia de los inquietos pre-adolescentes, y el ahora también "Requetón" o "Sabrosón" o como quiera llamarse, que ya le costó "pillar" la norma de que a determinada hora se cierra el garito... porque los primeros días veías latinos entrando y saliendo, perdón, levantando y cerrando la persiana metálica como Pedro por su casa hasta altas horas.
El sábado, justo un día después, el típico solo, desorientado, que se me acerca y en un idioma de lengua de trapo (el dialecto ése que se habla un día como ese a unas horas como aquéllas) consigo entenderle que si era no sé quién. Evidente, no era yo porque no le conocía de nada. Un rato antes, llamada de mi amigo Manu: «Dios, ¡la que se está montando en el Salón! ¡Había como unos 60 gitanos pegándose entre ellos, hasta que han llegado coches de policía y han salido dispersos!» Me fío de Manu, no creo que se llame a esas horas para contarnos nada más que eso.
Y luego, para rematar la noche, un loco corriendo por Manuel Rivera abajo gritando como un poseso a las 5 de la mañana poniendo a parir a un conductor que se había saltado el semáforo en rojo...
A la mente también se me viene el rayón que entre fosa y fosa se metió una joven sin cortarse un pelo en el descansillo de un portal cerquita del Merlín... Ver para creer. La noche palentina en su pleno esplendor: para no echar gota.
Viernes por la noche (o, en su defecto, cualquier noche, es que da exactamente igual): en la plaza metálica de la zona, un grupo de tres chachos dando un guantazo a otro que había tenido gresca por allí. Ahí siempre hay gente que se pega, quizás porque es un espacio mucho más amplio que justo en medio de la carretera entre el ahora "Gabana", ring por excelencia de los inquietos pre-adolescentes, y el ahora también "Requetón" o "Sabrosón" o como quiera llamarse, que ya le costó "pillar" la norma de que a determinada hora se cierra el garito... porque los primeros días veías latinos entrando y saliendo, perdón, levantando y cerrando la persiana metálica como Pedro por su casa hasta altas horas.
El sábado, justo un día después, el típico solo, desorientado, que se me acerca y en un idioma de lengua de trapo (el dialecto ése que se habla un día como ese a unas horas como aquéllas) consigo entenderle que si era no sé quién. Evidente, no era yo porque no le conocía de nada. Un rato antes, llamada de mi amigo Manu: «Dios, ¡la que se está montando en el Salón! ¡Había como unos 60 gitanos pegándose entre ellos, hasta que han llegado coches de policía y han salido dispersos!» Me fío de Manu, no creo que se llame a esas horas para contarnos nada más que eso.
Y luego, para rematar la noche, un loco corriendo por Manuel Rivera abajo gritando como un poseso a las 5 de la mañana poniendo a parir a un conductor que se había saltado el semáforo en rojo...
A la mente también se me viene el rayón que entre fosa y fosa se metió una joven sin cortarse un pelo en el descansillo de un portal cerquita del Merlín... Ver para creer. La noche palentina en su pleno esplendor: para no echar gota.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio