Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

10 diciembre 2010

A la puerta de un garaje blanco de la calle Valdivia

Acabo de escuchar decir a Juan Baño, el experto de Interior de la Cadena Cope, que se baraja por ahí la hipótesis de que nuestra Marta también hubiera probado de su mercancía. Juan Baño comentaba ayer que en uno de los informes se leía que Marta estaba "metida hasta las trancas" en lo que ya conocemos todos.
Posiblemente ese 9 de diciembre, ese ayer, sea uno de los días más raros, profesional y personalmente hablando, también para mí. Recién llegado de Palencia, de pasar un par de días con mis seres queridos, casi a punto de comer la excelente ración de lombarda con castañas de mi santa madre, me suena el teléfono para decirme que vienen a buscarme a casa para volver a Palencia porque a Marta la habían detenido y estaba en la Guardia Civil. Así pues, realicé el viaje de vuelta más surrealista de cuantos he hecho. Esa llamada fue mi primer contacto, duro, con la realidad de ese jueves después de tres horas largas de autobús: nuestra grande, detenida. No entendía nada.
Cinco horas después, en compañía del infatigable Carlos Sáez, estaba, de nuevo, quién me lo diría, en Palencia. En la rotonda de la Avenida de Cuba, por donde tantas veces paso, donde la fotografía era diferente. Nunca tanta gente de a pie hizo guardia con los periodistas. Cada coche que salía del cuartel, provocaba un desenfundamiento de objetivos como si de un fusilamiento se tratara, y sólo los bromistas, como el chico que se tapó con un plumas la cara o el conductor de la cinta rosa, consiguieron arrancar (falsa alarma) el estruendo de flashes y focos de televisión.
Nadie vio a Marta. Ni en el furgón blanco que salió por la puerta principal para despistar, ni en el asiento trasero del todoterreno de su suegro, con lunas tintadas para impedir ver su rostro, su gesto, alguna mueca... Nada. ¿Y si no estuviera? ¿Y si fuera una mala pasada? En realidad, nadie la vio y, a día de hoy, nadie la ha visto. Pero no valen falsas ilusiones infantiles, aunque luego nadie la viera tampoco en ninguna casa.
Se me ocurren estas líneas y un gran número de por qués a los pies del garaje blanco de esa casa, en el cruce de las calles Valdivia y Alvarado, donde, por la mañana, los guardias se llevaban tanta y tanta porquería y donde, a esa hora, sólo descansaba en su interior su marido y futuro padre. Ella, apenas a veinte metros, estaba con su familia, que habían pasado todo el jueves sin saber apenas nada de ella, inquietos por la incertidumbre de qué iba a pasar con una atleta, embarazada, un mito para sus vecinos y una persona, quiero pensar, engañada.
Entiendo que no debe ser cómodo pasar el mal trago con cámaras apenas a unos metros de la puerta de tu casa y con un pueblo, el tuyo, que ahora duda de lo que has sido, porque acabas de ver las imágenes del dichoso garaje. Sólo algunos familiares entraban y salían sin hacer mucho ruido del hogar de sus padres, sin querer hablar, con la preocupación natural en sus rostros o expresiones. Lo que han tenido que conversar dentro no habrá sido fácil de digerir.
Marta ha p
asado el peor 9 de diciembre de toda su vida. Su hijo, su futuro bebé, la ha salvado de acabar, quién sabe, en un sitio peor. Ella le debe una: debe limpiar su imagen, explicar que algún cafre corrupto procedente del aparato del doctor Bacterio Fuentes la mintió y la engañó, convencernos de que esa mierda estaba ahí en su cochera por evitar algún lío mayor, porque no la quedó otra que hacerlo. Que llore si tiene que llorar, que eche el dolor si es que alguien la ha hecho daño. Que limpie y se purifique por dentro. Ya no por Palencia, ni por su familia, que la quiere a las duras y a las maduras, ni tan siquiera por el deporte español. Que lo haga por su pequeño héroe, el que tiene en su tripita, por que más adelante, quizás, registrando alguna hemeroteca, se encuentre portadas tan duras, como la de Marca, o algunas extranjeras que esperan el daño español, y no tenga la respuesta adecuada a la pregunta de: "Mamá, ¿por qué lo hiciste?"

3 comentarios:

A las 10/12/10 17:25 , Anonymous Escolano ha dicho...

Aunque simplemente guardase algo para evitar algun mal mayor, estaria cometiendo encubrimiento y también esta penado por la ley.
Sea como fuere, su imagen, la del atletismo y quizás la de su familia, va a taner una mancha y de ser cierto y perder su presuntosidad para pasar a culpable, acabara muy mal, despues de todo lo que a llegado a conseguir, y marcara a su pequeño. Es una noticia triste se mire por donde se mire.

 
A las 10/12/10 20:44 , Anonymous Berraondo ha dicho...

Me da mucha pena, lo de Marta es un mazazo para todo el deporte. Me imagino cómo tiene que estar Palencia, se cae su ídolo deportivo, el ejemplo de todos los niños de la ciudad, a la que agasajaban después de cada competición. Que pague por lo que ha hecho, que no haya distinciones. Una verdadera pena.

 
A las 10/12/10 23:28 , Anonymous vecino ha dicho...

¿porque? tenias de todo y te sobraba:titulos,fama,familia,amigos,una ciudad a tus pies y saludandote al paso en todos tus esforzados entremanientos,nunca se te ha visto suspirar por palacios,cochazos,lujo, entonces MARTA ;¿porque?,¿porque?,¿porque?,

 

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