Charleta en un café de Madrid
Hace apenas una semana que me mi amigo Fran vino a Madrid a hacer un examen y pudimos después tomar un buen cafetazo en una cafetería de Moncloa. Es una gozada poder charlar de cosas que te gustan en un sitio totalmente ajeno a la conversación. Fran ha vuelto a Palencia y yo sigo anclado en los madriles. Viene, y es como aquél que te da el parte de lo que pasa más allá. Seguimos hablando de lo que conocemos, de la tierra, de los conocidos, de los amigos, un poco de todo aquello, y supone una gran satisfacción entendernos y hablar en un café madrileño de lo que no puedes hablar con un madrileño. Siempre te dicen, si han visitado Palencia, que si el Cristo, que si Valladolid, que si tal. Pues, sí, hablas, y encantado de que, al menos, alguien sepa que Palencia existe de verdad, pero por mucho que le puedas decir, no le metes el gusanillo para que vuelva o se interese por su cuenta mucho más del asunto.
Esto es charlar de unas raíces y de algo más de fondo. Y también hablamos de más cosas, también, también... Mientras sigues pensando que hay algo que te sigue atando de alguna forma al sentir de toda la vida.
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