Carezco de tiempo
¡Uf!, ¡uf! y ¡uf! Es lo único que puedo hacer ante la falta de tiempo. Aparte del trabajo, como ocupación principal (de algo hay que comer), en cuanto uno se echa a las espaldas otra actividad, se queda sin tiempo para nada. Y es cuando echa de menos la tranquilidad... y uno se acuerda de Palencia, donde ir a trabajar no supone levantarse hora y media antes, donde ir de una punta a otra es cuestión de no más de media hora a pie, donde uno, según sale de trabajar, de camino a casa, puede pasar por alguna tienda para ver esto o preguntar aquello... Vivo en una ciudad donde ir a hacer un papel es cuestión de una mañana entera, donde ir a hacer una compra lejos de las tiendas de barrio habituales supone gastar una tarde entera, donde da gracias si no tienes que ir a algún "pueblo" a hacer alguna otra gestión, donde el transporte público mal, pero el privado peor...
Dicen los que vienen de fuera que en Madrid «la gente siempre parece que tiene prisa». Pues es que la tienen, de verdad que la tienen. Da mucho coraje esperar más de la cuenta en una estación de metro, de autobús, de tren... Da mucha rabia tener que hacer trayectos tan largos en algunas ocasiones, de tener que emplear tanto y tanto tiempo el domingo para poder quedar con un amigo a tomar una caña por la tarde. Uno siente impotencia porque parece que le falta tiempo. Y también porque las comparaciones, inevitables por mi parte, con Palencia me hacen cogerme el berrinche más gordo aún. En Madrid no da tiempo a nada, en Palencia ya hubiera hecho esto, lo otro y aquello. Mismamente, sumando el tiempo total que uno emplea en transporte público a lo largo de un día normal (en mi caso, sin exagerar, supera las dos horas y media) es irremediable pensar que, pese al lentísimo transporte en bus o por ferrocarril entre Madrid y Palencia, en lo que uno se ha movido del barrio al centro y del centro a la Universidad, ya se ha hecho el trayecto entre Madrid y Medina del Campo.
"El tiempo es oro", "El tiempo es la ilusión que no vuelve jamás". El tiempo... ¡bendito tesoro! Mientras, la vida pasa...
Dicen los que vienen de fuera que en Madrid «la gente siempre parece que tiene prisa». Pues es que la tienen, de verdad que la tienen. Da mucho coraje esperar más de la cuenta en una estación de metro, de autobús, de tren... Da mucha rabia tener que hacer trayectos tan largos en algunas ocasiones, de tener que emplear tanto y tanto tiempo el domingo para poder quedar con un amigo a tomar una caña por la tarde. Uno siente impotencia porque parece que le falta tiempo. Y también porque las comparaciones, inevitables por mi parte, con Palencia me hacen cogerme el berrinche más gordo aún. En Madrid no da tiempo a nada, en Palencia ya hubiera hecho esto, lo otro y aquello. Mismamente, sumando el tiempo total que uno emplea en transporte público a lo largo de un día normal (en mi caso, sin exagerar, supera las dos horas y media) es irremediable pensar que, pese al lentísimo transporte en bus o por ferrocarril entre Madrid y Palencia, en lo que uno se ha movido del barrio al centro y del centro a la Universidad, ya se ha hecho el trayecto entre Madrid y Medina del Campo.
"El tiempo es oro", "El tiempo es la ilusión que no vuelve jamás". El tiempo... ¡bendito tesoro! Mientras, la vida pasa...
2 comentarios:
Tú tranquilo Javi. Que pronto Madrid será nuestro... La rebelión palentina está cerca...
Y veras tu la peña ahora con las compras de la navipeich.
La navipeich a llegado, la alegrida, la simpatida, las compras torpderitas, to los chikitistanies buscando regalos a toda prisa por to las tiendas inundadas de bombillas de navipeich.
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