Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

21 octubre 2009

El tiempo de las cartas

IMAGEN: www.sellosmundo.com
Los avances corren más, incluso, que el propio tiempo. Hace cuatrocientos años, una noticia tardaba algunos días en recorrer la Península Ibérica. Y hace tan sólo un par de décadas, algunas cartas entre Palencia y Madrid tardaban más de un día. Hoy mismo, sin ir más lejos, un mensaje entre Palencia y México llega de forma instantánea gracias al correo electrónico.
El email y los sms han matado, en cierta parte, el trabajo de nuestros funcionarios de Correos. En Palencia identificamos ese servicio con la imagen de su sede, al principio de la Calle Mayor, próxima a los Jardinillos: una singular construcción proyectada en 1916 por Jacobo Romero y finalizada en 1925, nueve años después.
También el edificio, tremendamente remodelado durante la última actuación, ha sufrido el inevitable paso del tiempo tecnológico. Incluso al famoso león le han cambiado las vista
s. Ahora se combina el estilo neorenacentista con la tecnología punta: letreros electrónicos, venta de todo tipo de tarjetas de recargas, ordenadores conectados con básculas digitales, envases ecológicos... No hay más que sentarse en los modernos bancos de espera y observar hacia arriba, donde el cartel principal electrónico linda con los capiteles de hace un siglo: una combinación tan extraña como atractiva.
Hoy en día, a pesar de contar con otras dos sedes más, el trabajo de Correos ha cambiado en algo. Ahora ya no se llevan tantas cartas manuscritas, ni tantas postales navideñas. Casi ni tan siquiera facturas ("Abónese a la factura on-line y contribuya a mejorar el medio ambiente", aunque nadie hable del importante ahorro que buscan las empresas, como pasa con las bolsas de los súper). Siguen fabricándose sellos atractivos, más para el coleccionista que para pegar con lengua en la esquina de un sobre. Y, aunque el remitente quisiera engañarnos, el matasellos siempre ha sido duro de pelar: "Palencia", y la fecha. Ése no miente, salvo que el funcionaro se haya despistado.
Las cartas están en peligro de extinción. Si hace unos años era emocionante mirar el buzón, esperando las ansiadas cartas el día de nuestro cumpleaños, imaginad ahora. Y, si al abrir el sobre, no encontramos ni publicidad, ni facturas... ¡Guau! Y ni qué decir tiene si, en los tiempos que corren, el contenido fuera un papel doblado de aquella manera, con un largo mensaje escrito a mano con boliígrafo. En apenas unos años, el género epistolar se ha convertido en algo mágico. En nada, algunos conservaremos, sin quererlo, quién sabe, piezas de museo.

1 comentarios:

A las 22/10/09 09:53 , Anonymous Anónimo ha dicho...

En Palencia Confidencial escriben poco y censuran mucho

 

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