Lo mejor de nuestro carnaval
Lo mejor de nuestro carnaval se come: Hojuelas, Orejas u Orellas (en Galicia)... Orejuelas de toda la vida para nosotros. Postre típico palentino, aunque su fama y fabricación sobrepasa nuestras fronteras. Típicas de carnaval, crujientes, con su puntito dulce, sabrosas, perfectas para cualquier hora del día.
Se encuentran en las reposterías más céntricas de nuestra capital a unos 20 euros el kilo y en las casas donde se cultivan, por estas fechas, una de las tradiciones más deliciosas de nuestra tierra.
Muchos las probaron por primera vez en casa de alguna abuela, en alguno de nuestros pueblos, donde lo tradicional tiene más arraigo si cabe.Una masa a base de huevo, levadura, harina, anís, azúcar, aceite, y algún licor más o incluso ralladura o zumo de naranja. ¿Quién no se ha comido un pellizquito en crudo y ha preguntado si "esto podría comerse así"? Una masa que sólo después de haberla probado sabemos si está buena o no. Las mejores orejuelas surgen de las manos más experimentadas y, sobre todo, de las más pacientes: las que mejor y con más mimo trabajan la mezcla de la que van a surgir las mejores tiras que echar sobre una sartén con aceite al rojo vivo para que se doren, esperando la lluvia de azúcar, en función de lo goloso que sea quien se pida eso de "yo se las echo", aunque no falta quien deja el azucarero cerca de la bolsa o bandeja donde se almacenan una vez hechas, por si apeteciera una dosis extra de dulce.
Suelen ser un reclamo para que los exiliados volvamos, aunque sea por un día, a nuestra casa: "Este año tenemos orejuelas". A por ellas se ha dicho.
Se encuentran en las reposterías más céntricas de nuestra capital a unos 20 euros el kilo y en las casas donde se cultivan, por estas fechas, una de las tradiciones más deliciosas de nuestra tierra.
Muchos las probaron por primera vez en casa de alguna abuela, en alguno de nuestros pueblos, donde lo tradicional tiene más arraigo si cabe.Una masa a base de huevo, levadura, harina, anís, azúcar, aceite, y algún licor más o incluso ralladura o zumo de naranja. ¿Quién no se ha comido un pellizquito en crudo y ha preguntado si "esto podría comerse así"? Una masa que sólo después de haberla probado sabemos si está buena o no. Las mejores orejuelas surgen de las manos más experimentadas y, sobre todo, de las más pacientes: las que mejor y con más mimo trabajan la mezcla de la que van a surgir las mejores tiras que echar sobre una sartén con aceite al rojo vivo para que se doren, esperando la lluvia de azúcar, en función de lo goloso que sea quien se pida eso de "yo se las echo", aunque no falta quien deja el azucarero cerca de la bolsa o bandeja donde se almacenan una vez hechas, por si apeteciera una dosis extra de dulce.
Suelen ser un reclamo para que los exiliados volvamos, aunque sea por un día, a nuestra casa: "Este año tenemos orejuelas". A por ellas se ha dicho.
3 comentarios:
Qué buenas están, ...tienes razón, mucha gente vuelve en carnaval a por las orejuelas.
Doy fe de lo buenas que están, aunque a mí me vengan a domicilio...
A ver si llega pronto el próximo Carnaval!
Un beso!
Qué pinta que tiene... uhmmm que rico a estas horas.
Besos amigo!
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