Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

31 agosto 2011

De Circos

El otro día por la mañana, pasándome a ver a mis compañeros de Cope Palencia en la Plaza Mayor, pude despejar una de mis dudas. Vi a una madre que se acercaba con su pequeño de unos tres o cuatro años, y preguntaba si podrían regalarles unas entradas para el Circo. Yo pensaba, sinceramente, que ya no iba nadie.
En la época en la que los niños pueden poner Tele 5 y ver a Maxim Huerta hacerse unas posiciones eróticas con Carmen Alcayde, en la que pueden encontrarse tetas en cualquier banner navegando por páginas de internet y en la que juegan al fútbol presionados por unos padres que sueñan con haber parido un Messi y, además, insultan a los árbitros como si les fuera la vida en ello, pensé que el Circo (el de los trapecistas y los perros inteligentes) era un sinsentido.
El Circo viene a Palencia y se instala en un rincón donde moleste poco y donde el olor a chotuno de sus animales no causen muchas molestias. Ocupado un área amplia del sector 8 por un importante Parque Comercial, la carpa se sitúa este año entre un campo de fútbol de hierba artificial, la feria y un montón de contenedores de plásticos, latas y bricks. Con el tanatorio al lado, todo un detalle.
Sinceramente, pensé que nadie iba al Circo porque los niños ya nacen medio curados de espanto, porque un señor que hace saltar a un tigre temible ya no les impresiona, porque los guiones de los payasos no tienen nada que ver con las series del Disney Channel... Salvo que los chiguitos en cuestión tengan 4 ó 5 años "aprox", y aún estén sanos de conocer tanta porquería, pero claro, uno ve las tasas de natalidad y se asusta. Luego cabe pensar que el Circo, con un par de funciones, despacha de un tirón a los niños que entran en su "target" y a sus encantados papás, en una ciudad tan pequeña como la nuestra. Y sin embargo, los artistas echan la semana entera.
Se ve que, pese a mis sospechas equivocadas, la gente sigue yendo. Y me alegra. Me alegro por esos inocentes jóvenes ciudadanos, porque será la única función de Circo en estado puro que vean antes de ser testigos de los shows que montan algunos payasos pagados por todos y, para más pistas, rigen nuestras vidas, o el de de Maxim y la Alcayde, como ayer a las 11 de la mañana, aunque igual en lo que he escrito este texto se han unido al jugueteo sexual Jorge Javier, la princesa de la raya a los dos lados (la del pueblo donde nació) y alguna que otra scort pucelana que da más juego que los Payasos de la Tele en su día, cuando no tenían competencia ni existían los shares, ni los circos de hoy en día, y los pequeños conservaban su inocencia durante algo más de tiempo.

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