Nuestra Maravilla

Es nuestra maravilla, no cabe ninguna duda. Ahora está de moda sacar a la luz las maravillas de cada uno, con un dudoso interés cultural, más bien de mercadotecnia, pero eso es otra discusión.

Entre las siete maravillas del mundo, las nuevas, evidentemente, se encuentra el Cristo de Corcovado. Un Cristo (como el del Otero) sobre un alto pedestal (como el del Otero) desde el que contempla la ciudad en que fue levantado (como el del Otero) y que se convierte en un icono único del lugar (como el del Otero). Y sin embargo, el Cristo del Otero, con los brazos más recogidos y con 10 metros menos que el Cristo "brasileiro", sólo sale en los folletos de Turismo.
Hace unos meses, el diario 20 minutos publicaba una galería en su web en la que recogía los monumentos más asombrosos del mundo, a juicio del redactor de turno, y estaba el de Corcovado, como siempre, tan sólo unos metros más alto que el palentino.
Ahora Telecinco quiere sacar adelante una propuesta hecha sólo por y para ellos en la que la gente debería votar cuáles son las siete maravillas de España. Está la Catedral de León, la muralla de Ávila, el Acueducto de Segovia y la Universidad de Salamanca. A Palencia tampoco le tocó premio.
Es verdad que no vamos a comparar la Alhambra con el Museo del Cordón o la Catedral de Santiago (la que sale en las monedas de céntimos) con el Convento de las Claras, pero el encanto de Palencia nunca acaba de salir a la luz. Palencia, artísticamente hablando, tiene un valor sensacional y un patrimonio muy rico. Pero no hay forma de que se hable de Palencia. Tan sólo apenas la Iglesia de San Martín en los libros de Historia del Arte y poco más.
A Palencia hay que venir a visitarla. Quizás por eso agrada tanto al visitante, porque sorprende. Porque nadie se espera que Palencia ofrezca tanto. La Bella Desconocida tiene muy justificado su nombre (y cuando acaben las obras, volverá a recuperar el silencio total que a uno le sobrecoge en su interior), y ese apodo es aplicable para toda la ciudad. Y si hablamos de la Provincia, tenemos para aburrir. Siete maravillas son pocas: San Martín, Santa Eufemia, la iglesia de Támara, Carrión de los Condes (el pueblo entero es una gozada), etc, etc, etc.
A veces me pregunto: ¿Y si a Victorio Macho le hubiera dado por construir un Cristo un poquito más alto? Pero es lo que tenemos, y podemos estar bien orgullosos de poder tenerlo cerca. Bien orgullosos de que un artista genial, como fue Macho, naciera donde nosotros: en Palencia.