Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

20 julio 2014

Palencia en un fin de semana (II)

Comer y cenar forma parte del plan de dos días en Palencia. ¿Tapear? Bueno, digamos que en las notas del Colegio, pese a los esfuerzos, sigue calificada con el clásico N.M. Palencia no es ni, de lejos, la sombra de León, Logroño, o Granada. De hecho, no existen guías de tapeo ni calles famosas por sus tapas. Hay bares donde te ponen algo. Y también bares donde no te ponen nada, donde un mosto es un mosto y un vino es un vino.
Hay dignos ejemplos que se empeñan en demostrar que la tapa funciona. Por ejemplo, el Rivera 13, que a partir de las ocho de la tarde no cabe un alma porque es de los pocos sitios donde te ponen una tapa gratis con la consumición, y con variedad para elegir. Con esa filosofía abrieron los bares de la zona de La Tejera, alejada del centro, pero con un ambiente sensacional con sus terrazas en verano. O los nuevos bares de la Plaza de la Alcoholera.
Más hacia el centro, suelen poner tapa gratis en La Fontana de Oro. O, de pago, pero a buen precio, tienen fama los huevos rellenos del bar Perico, las tapas del Bar Casero en la Calle Mayor, o recomendables las raciones (baratas) de mejillones con salsa "escoceeeeeeesa" de La Mejillonera. Sí suelen poner algo de picar los sábados y domingo por la mañana muchos bares, a la hora del vermut: medio sandwichito y unas patatas de bolsa.
Se puede comer en plan caro: Asador la Encima (famosa tortilla de patatas y lechazo al horno), Casa Lucio (tradicional, buena elaboración), La Traserilla (buena comida, mezcla de tradición y modernidad), Chapó (buena comida, por lo general). Se puede comer en plan más modesto: tablas en la terraza de la Cervecería Flandes, tablas y buena comida en Los Candiles, pizzas originales en la Kuró... MiNube o Tripadvisor dan buena cuenta de un montón de sitios para comer o cenar.
Todo lo que no se ha conseguido (aún) mejorar con las tapas, se está consiguiendo por la noche. Escribí hace poco al respecto. Quienes buscan tomar una copa buena en un sitio chulo, se puede ir a cualquiera de los dos Y un Cuerno, al Pharaón, al Dana, a los reformados Blue Velvet y Barsket... Se puede disfrutar de buenas cervezas en el Universonoro (decorado con temática de El Principito), en el Clan Celta, en el Auténtico... Recomendables las cervezas locales Bresañ y Torquemada, aunque no las tienen en todas partes. Y, en verano, por supuesto que merece la pena pasarse por la zona del Seminario. Una plaza llena de bares con terrazas: para un plan tranquilo.
Estamos en la época del año que más merece la pena para acercarse a Palencia. El buen tiempo le sienta bien a esta ciudad tan castellana que merece la pena conocer y en la que, con trabajo, merece la pena vivir.

19 julio 2014

Palencia en un fin de semana (I)

Se puede visitar Palencia en un fin de semana. Es una capital perfecta para la típica escapada de dos días. Pareja joven que quiere echar el 'finde' fuera sin necesidad de coche. Desde Madrid se llega en tren en menos de dos horas por 48 euros. Y, más barato, con Alsa, en autobús, aunque ya hablamos de casi tres horas y media. Y desde cualquier capital de Castilla y León, sin problema.
Las dos estaciones son céntricas y se puede llegar a cualquier hotel/hostal andando, aunque un taxi no debería cobrar más de 6 ó 7 euros.
Los alojamientos no son caros: por menos de 50 euros hay habitaciones decentes. Y por poco más, se amplía mucho la oferta. Perfecto para una noche.
Palencia es como una película que se va a ver al cine sin haber visto el trailer: al final, sorprende. Leí en una vieja guía de viajes que lo de la 'Bella Desconocida' que se aplica a la Catedral vale para toda la ciudad.
Se debe visitar la Catedral: está entre las más grandes de España, tiene arte a espuertas en su interior y la cripta subterránea, de origen visigótico, es única. Desde esa cripta del siglo VII, hasta la famosa gárgola del fotógrafo, del siglo XX, el monumento es expresión pura de la historia. Por 2 € la entrada, merece muchísimo la pena.
También se puede visitar San Miguel, la iglesia donde, dicen, se casó el Cid Campeador. Su torre con almenas la hace especial; o la Iglesia de Las Claras, con un Cristo cuyo realismo impresionó al mismísimo Unamuno y da pie a habladurías como que las monjas le cortan el pelo y las uñas, aunque la última restauración le quitó parte de ese patetismo. Y San Lázaro, San Francisco, San Pablo... Por iglesias antiguas no va a faltar.
Visita obligada debería ser también el Cristo del Otero, uno de los más altos del mundo. Lo de Río, a los palentinos, nos sorprende menos. Es del siglo XX y está en lo alto de un cerro. Sin coche, se puede aprovechar para subir a última hora de la tarde del sábado: el atardecer es muy recomendable. Si no, hay autobuses que suben desde el centro hasta el barrio y, al menos, ayudan a que el paseo se haga más corto. El Cristo impresiona a medida que se va ascendiendo, y la panóramica desde allí da para abstraerse del mundo. En los pies del Cristo se abrió un museo que explica parte de la obra de Victorio Macho, su autor, y que tiene en Toledo su mayor legado.
El Museo Casa del Cordón explica parte de la historia de la ciudad, y contiene restos arqueológicos. La Calle Mayor es la expresión pura de la sociedad de los últimos 200 años de historia de la ciudad, donde vivían "los ricos" y donde se instalaban los comercios principales de Palencia. Ahora, es el mejor centro comercial que tenemos. Salvando los típicos "Zaras y Berskas", existen muchos comercios locales, además de cafeterías y demás: recomendable los sábados por la mañana porque por las tardes cierran muchas de las tiendas. La Plaza Mayor tiene vida durante todo el fin de semana. Sólo duerme, como suele ser habitual, a la hora de la siesta. Para pasear, el Parque del Salón de Isabel II, o el Parque-Isla Dos Aguas son recomendables para soltar un rato las piernas ¿Sitios para comer y salir de copas? Desde luego que hay...

03 julio 2014

¿Que por qué decidí un día ser periodista deportivo?

Posiblemente, porque veía la previa de los partidos del Plus con esa música de Desafío Total y, si jugaba el Real Madrid, luego me bajaba con mi padre a verlo en el bar, aunque mi padre no fue futbolero, digamos. Mientras, en casa, quiniela en mano, iba anotando en tiempo real los goles que cantaban en la radio.
Posiblemente también porque mi tío, antes, me enganchó al fútbol con el CF Palencia en La Balastera y, con la llegada de Televisión Palencia, me gustaba ver el resumen por la tele de lo que había visto en el campo. Y porque, en todo momento, tanto en su coche, como en el campo, teníamos puesto Carrusel Deportivo. Porque también, al día siguiente, me gustaba escuchar en la radio los programas locales deportivos y escuchar las entrevistas.
De chaval pensaba en hacer algo como Moreno o Calleja, aunque mi inquietud era saber cuándo libraban porque aparecían todos los días en los medios locales. Su trabajo era hacer lo que hacía cada domingo que jugaba el Palencia en casa y, después, contarlo. Me parecía maravilloso. Y eso que una de mis vocaciones reales de chaval tenían que ver con la enseñanza. Jugaba a ser profesor y me lo creía. Más adelante, jugaba con mi primo a hacer nuestros programas de radio o nuestros periódicos en folios, con noticias inventadas y chistes raros, y también me lo creía. El gusto por el fútbol y por la radio acabaron de definirme. También algunos de esos test que los tutores hacen circular en el instituto y más o menos te terminan de convencer en función de tus aptitudes.
Hace poco, recordaba con mi madre cuando me dejó a la puerta de la Facultad de Ciencias de la Información en Madrid y ella se volvía a Palencia. Casi trece años después de aquel día estoy aquí escribiendo, a un rato de ir a mi trabajo: a la Cadena Cope, con sede en Alfonso XI, en Madrid, a uno de los ordenadores desde los que manejamos el gestor de la web y donde, si me lo pide el productor, preparo alguna pieza para el programa de Lama. En mente tengo ya volver a mi particular verano: el de la antena. Cuando los "grandes" se van de vacaciones, nos quedamos los "pequeños" al mando. Y es divertido. Antes de sentar mi culo en alguna playa española, habré estado disfrutando del ambiente de verano en la radio, con los compañeros de prácticas, el buen tiempo y sin una presión asfixiante más que el de sacar el trabajo de la mejor manera posible.
Y es que hace diez años que entraba por la puerta de Cope Madrid como un becario más, pensando qué habría de diferente con respecto a los dos veranos anteriores de prácticas en Palencia. En verano de 2004 cubrí la pretemporada del Atlético de Madrid que entonces entrenaba César Ferrando, con Antonio Sanz como jefe de prensa, y que disputaba la Intertoto. Después, en octubre, vino Rock & Gol...
... Y hasta hoy. Trabajo con ese grupo de locos que hace mil escuchaba con el pinganillo de la radio en la grada de general de La Balastera, desconectando un rato si es que el lunes tenía algún examen de Sociales o Biología, cuando ni siquiera sabía qué camino había que hacer ni qué había que estudiar para sentarse delante de un micrófono y contar partidos. Que el sueño dure, sobre todo, pasándolo bien. El día que hagamos algo con lo que no seamos felices, quizás sea el momento de replantearnos lo que hacemos.