Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

30 octubre 2009

El día de Todos los Jálogüins

Es fin de semana. En otros tiempos no muy lejanos, estaríamos hablando de que el Cementerio se prepara para acoger otra intensa jornada de Todos los Santos... Como, efectivamente, está pasando, pero al gran día del Santoral Cristiano le ha salido una dura competencia desde hace unos años: La fiesta de Halloween (pronunciado Jálogüin).
Se trata de una fiesta importada "mayormente", como diría el otro, por los disco-bares y salas de fiesta, que invitan a consumiciones a quienes vayan disfrazados de vampiros o seres siniestros. Es una fiesta que celebran, sobre todo, los más jóvenes y que no sabemos si tienen idea de lo que significa, más allá de que sepan que sus orígenes están en Estados Unidos, donde sí tiene cierto sentido, pero que en España no deja de ser puro márketing, y que llena, además, un montón de minutos (y horas) en la televisión, con reportajes que ofrecen dónde se dan los sustos más "molones" en una noche sin más sentido que el económico para los organizadores y vendedores de tiendas de disfraces.
Los no tan jóvenes lo toman como una excusa para pasarlo bien, pero tiene delito que en nuestro país, una celebración que no tiene ningún arraigo cultural ni nada que se lo parezca, movilice a más jóvenes que una manifestación para protestar contra la corrupción de nuestros políticos que, de forma directa, influye en que no podamos comprarnos un piso, tal como lo hicieron nuestros padres con nuestra edad en los tiempos en los que Halloween sólo se conocía por las películas estadounidenses.
Algunos disco-bares palentinos ya lo tienen todo preparado para hacer caja este intenso fin de semana, y como si de nochevieja se tratara, han creado una ruta: "La Ruta del Infierno", con tapas en el Rivera 13, y regalos y demás actividades en el Céndal, Bársket, Tres60, Faraón, Geographic, entre otros. Anoche se celebró la "Fiesta de los Vampiros", esta noche y este sábado "La Casa del Terror", y el domingo, "El Exorcista". Hay para todos los gustos. Si sirve para que la gente salga, adelante. Y seguro que habrá buen ambiente y momentos de diversion. Si es así, lo ideal sería que se sigan haciendo cosas de éstas todo el año. Que no parezca que son los yankees los que tienen que sacarnos las castañas creativas del fuego.
Que tampoco se nos olvide rezar por nuestros difuntos, y que quede un buen "finde" para todos. ¡Feliz Día de Todos los Jálogüins!

21 octubre 2009

El tiempo de las cartas

IMAGEN: www.sellosmundo.com
Los avances corren más, incluso, que el propio tiempo. Hace cuatrocientos años, una noticia tardaba algunos días en recorrer la Península Ibérica. Y hace tan sólo un par de décadas, algunas cartas entre Palencia y Madrid tardaban más de un día. Hoy mismo, sin ir más lejos, un mensaje entre Palencia y México llega de forma instantánea gracias al correo electrónico.
El email y los sms han matado, en cierta parte, el trabajo de nuestros funcionarios de Correos. En Palencia identificamos ese servicio con la imagen de su sede, al principio de la Calle Mayor, próxima a los Jardinillos: una singular construcción proyectada en 1916 por Jacobo Romero y finalizada en 1925, nueve años después.
También el edificio, tremendamente remodelado durante la última actuación, ha sufrido el inevitable paso del tiempo tecnológico. Incluso al famoso león le han cambiado las vista
s. Ahora se combina el estilo neorenacentista con la tecnología punta: letreros electrónicos, venta de todo tipo de tarjetas de recargas, ordenadores conectados con básculas digitales, envases ecológicos... No hay más que sentarse en los modernos bancos de espera y observar hacia arriba, donde el cartel principal electrónico linda con los capiteles de hace un siglo: una combinación tan extraña como atractiva.
Hoy en día, a pesar de contar con otras dos sedes más, el trabajo de Correos ha cambiado en algo. Ahora ya no se llevan tantas cartas manuscritas, ni tantas postales navideñas. Casi ni tan siquiera facturas ("Abónese a la factura on-line y contribuya a mejorar el medio ambiente", aunque nadie hable del importante ahorro que buscan las empresas, como pasa con las bolsas de los súper). Siguen fabricándose sellos atractivos, más para el coleccionista que para pegar con lengua en la esquina de un sobre. Y, aunque el remitente quisiera engañarnos, el matasellos siempre ha sido duro de pelar: "Palencia", y la fecha. Ése no miente, salvo que el funcionaro se haya despistado.
Las cartas están en peligro de extinción. Si hace unos años era emocionante mirar el buzón, esperando las ansiadas cartas el día de nuestro cumpleaños, imaginad ahora. Y, si al abrir el sobre, no encontramos ni publicidad, ni facturas... ¡Guau! Y ni qué decir tiene si, en los tiempos que corren, el contenido fuera un papel doblado de aquella manera, con un largo mensaje escrito a mano con boliígrafo. En apenas unos años, el género epistolar se ha convertido en algo mágico. En nada, algunos conservaremos, sin quererlo, quién sabe, piezas de museo.

15 octubre 2009

Sobre los orígenes de las calles

Vuelvo a recomendar una de esas lecciones de historia con las que el Profesor Javier de la Cruz Macho nos sorprende en la prensa. Tiene que ver con un libro que, según me decían en las librerías, estaba agotado desde hacía tiempo, y del que, de momento, no se iban a imprimir más ejemplares. Pero tuve la fortuna de encontrarlo en la Feria del Libro durante las fiestas. La compra merece la pena: "Las calles de Palencia", de José Luis Sánchez, y al que hace referencia Javier de la Cruz en su artículo.
¿Sabías que los rótulos de las calles y edificios fue un invento de los franceses que trajeron a nuestra ciudad cuando la invasión napoleónica? ¿A qué obedecen los cambios de nombres de algunas de ellas?
Hay puntos de la ciudad que cambian de denominación, incluso, más de diez veces a lo largo de la historia. Así, y siguiendo a José Luis Sánchez, por poner algún ejemplo, Pío XII (donde el parking nuevo, donde antes se celebraban los triunfos deportivos, cuando había fuente) ha sido conocida como Santa Marina la Antigua, La Antigua, El Humilladero, San Sebastián, Los Tintes, La Cruz Verde, El Salitre, La Gredera, Atarazanas, Tenerías, El Solano, etc, etc. Benito Lewin fue el nombre anterior al actual Pío XII, una de las zonas, sea dicho de paso, más caras de Palencia.
Hace poco vivimos algunos cambios de calles, cuando el Gobierno de la ciudad decide retirar los nombres franquistas del callejero. Y hace menos (y aún seguimos) fuimos testigos del nacimiento de un nuevo barrio, el ubicado en el Sector 8, en el que poner nuevos nombres. Por lo general, ha habido más acuerdo y mayor satisfacción en utilizar nombres como Marta Domínguez o Marcos de Celis, entre otros, para honrar a gente que llevó bien lejos el nombre de Palencia. Aún así, en nuestros días, es común, sobre todo en la gente mayor, seguir refiriéndose a algunas calles con su denominación antigua: ¿cuántos de nuestros mayores siguen hablando de General Mola en vez de Mayor Antigua? Tal es así que callejeros como el de Google, no parecen tenerlo aún muy claro y optan por las opciones a la vez.
Para disfrutar del artículo "Poniendo nombre de las calles", en Diario Palentino, pincha aquí. Recomendable.

07 octubre 2009

Saber querer, querer saber

Me encanta el caracter "patriótico" de los palentinos. Por lo general, somos un pueblo que hacemos gala de nuestro origen siempre que podemos y sacamos pecho al decir dónde nacimos. Utilizamos con orgullo palabras de nuestro vocabulario, sabemos lo especial de nuestra relación con Valladolid y honramos como los que más nuestras fiestas. Sabemos cuáles son las virtudes y defectos de nuestra ciudad.
Sin embargo, hay algo en lo que, me da la sensación, los palentinos tenemos un Necesita Mejorar: en conocer y dar a conocer nuestro bagaje cultural y artístico. Si alguien de fuera nos pregunta ¿qué hay que ver en Palencia?, la respuesta media sería: "El Cristo del Otero y La Catedral". Algo tiene que tener nuestra Catedral cuando la llaman como la llaman. ¿El qué? ¿Cuánta gente sabe las peculiaridades, aparte de la cripta, que hacen de nuestro Templo una joya única, diferente del resto de catedrales góticas? El Cristo... ¿Cuántas obras más se conocen de Victorio Macho, además del Cristo?
Proyectos como los que se plantean en las escuelas, rutas para turistas con guías perfectamente formados, excelentes libros que hablan de Palencia, etc, nos demuestran que más allá de la piedra hay vida. Debo reconocer que de un tiempo a esta parte me ha picado el gusanillo por cosas que antes desconocía. Me planteé la situación sobre qué explicar a gente de fuera que pueda venir a Palencia... ¿Y qué explico, y qué cuento? Llevar a alguien ante el Cristo de las Claras y dejarle, como Unamuno, que se sobrecoja, no es suficiente si se sabe que hubo una leyenda que dice que el Cristo fue hallado en alta mar y se le atribuyen ciertos poderes milagrosos, y si se sabe que además, en ese Convento, situó Zorrilla la historia de Margarita la Tornera, Las Claras nos parecerán únicas en el mundo. Al conocer esos detalles, nos habremos sentido partícipes de la más profunda esencia de nuestra ciudad: su Historia, su leyenda, lo que dicen sus gentes... Saber el por qué de las cosas, de las personas... hasta de nuestros seres queridos, es aprender a amarlos. Dijo Antonio Machado, soriano de corazón, que lo que se ignora, se desprecia. A Palencia la vamos a querer aunque no sepamos más de ella, pero es verdad que, aprendiendo más, sentimos que la hacemos más nuestra.