Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

26 julio 2010

Cuando el Campamento llega al corazón

Ayer, otra vez, el Campamento Junior volvía a terminar. En mi caso, habían pasado ya nueve veranos sin poder asistir (aunque sólo fuera un día, como ayer), a una de las experiencias de las que marcan la infancia y juventud de cualquier chaval.Empiezas un verano y ya no puedes dejar de ir. Llevas todo el año trabajando en los distintos grupos de niños que se conforman en San Marco, San Antonio, Saldaña, Aguilar... según donde sea cada uno, para llegar al Campamento. Diez, once, doce días o los que haga falta, en un prado perdido en la montaña palentina sin televisión, ni revistas, internet, un cuarto de baño como tal (sí hay letrinas y duchas al aire libre), una cama o una videoconsola. Doy fe de que no da tiempo al aburrimiento.
Lo mejor podría ser el precio: unos 150 €, pero no lo es. Podría serlo por las dinámicas de trabajo (ver-juzgar-actuar sobre cualquier aspecto de nuestra sociedad, desde el punto de vista de los valores de unos chavales cristianos), pero tampoco. Lo mejor podría ser la experiencia de dormir en tiendas de campaña desconectados de todo, pero eso tampoco lo es. O, quizás, la mano con la que Mari (¡gran cocinera!) maneja los menús sin cobrar, simplemente por el placer de estar allí (y ya van dos décadas consecutivas), pero tampoco. Lo mejor, ante todo, es la calidad humana de quienes conforman el Campamento. Niños y monitores.
Laura, Pedro, Prada, Dani, Barce, Tote, Josupi, la "Chati", etc, etc, son un grupo de educadores que dedican parte de su tiempo libre, sin cobrar un duro, de forma puramente vocacional, a estar con los chavales y sacar lo mejor que tienen dentro. Un monitor tiene ese sentimiento de devolver con los que ahora son niños todo el cariño que recibieron cuando ellos fueron chiguitos.
Los juegos, las canciones, las veladas, el buen rollo, el día a día... no pierden frescura con el paso de los años. ¿Por qué será que muchos repiten?
Muchos pueden quedar "asustados" por aquello de que el Junior (de Acción Católica) tenga que ver con el "rollo de los curas y la religión". Sin embargo, muchos pueden llegar a entender que alguien que siente vocación religiosa de verdad (y llegue a cura) sabe relacionarse con la gente joven, escuchan rock o música ochentera, se apuntan a las fiestas de los pueblos de agosto y visten con camiseta de tirantes y pantalón corto.
Ayer domingo nos encontramos algunos de los que echamos años allí: Marta o Carolina, por ejemplo, y siempre nos recordamos de otros tantos que, por motivos de la vida, ya no pueden seguir: grandes clásicos como Garrán (y su coche en el que escuchar los finales de etapa del Tour), Gimón, Tasio, Gus, Elena, Paloma, Patricia, Adolfo (¡bendita la hora en que se te ocurrió el invento para que el agua de las duchas saliese caliente!)... Y otros muchos que se me quedan, sin querer, por el camino.
Es difícil no hacer amigos de los que duran con el paso de los años.
En cuanto pase agosto, otra temporada más comenzará para el Junior: es de esas cosas que no cuestan un duro y siempre merecen la pena.

Nota: El Movimiento Junior en Palencia tiene su sede en la Casa de la Iglesia, en la C/ San Marcos - Pasaje Seminario.

24 julio 2010

Que siempre quede para una caña bien tirada

Como el resto del año apenas piso por Palencia, la gran parte de las vacaciones las dedico a descansar en mi tierra, en mi casa de toda la vida y con la gente que queda por estos lares. Digo la que queda porque al reencontrarse uno con viejas amistades o con viejos conocidos, siempre llegan noticias de que no sé quién aprobó una oposición de policía y se marchó a Nosesabedonde y el otro, el de la moto, puso rumbo a una ciudad donde no llegas directo desde Palencia en tren.
En días como éstos, donde apenas uno sale de vacaciones (aunque yo ya lo estoy en cuanto huyo de La Jungla), tanto como con los planes de toda la vida y las escapadas puntuales, soy capaz también de sentirme pleno el resto del mes "en el que no hago nada". Mi felicidad en 31 días casi 100 % palentinos se debe a la gente, a mi buena gente. A los pequeños momentos en los que quedas con quien hace meses que no ves: una hora, dos horas... suficientes, ¡o no!. Es verano: una terraza... Una cañita con limón bien tirada, a la sombra se está de lujo, ¿eh? Perfecto... ¡Cómo me alegro de verte!

Planes de vida, unas risas, cotilleos... ¡Gracias por la tapa (van aprendiendo algunos bares)! Recuerdos, más planes y futuro. Un abrazo o un beso y un adiós. También hay que decir que hasta la próxima, Internet hace mucho.
Hay quien por el refresco o la cerveza te cobra más de lo previsto, pero en todo presupuesto austero nunca debería faltar para poder invitarse a un cafetín a quien dedica una parte de su tiempo a estar con nosotros y compartir: pequeñas inyecciones de energía mutua. Oye, te han invitado a ti, mañana paga tú.
Se puede invitar en casa si la cosa está pachucha, pero con el buen tiempo, la gente merodeando, niños como locos, y la capacidad de sentirse por un momento parte activa de la ciudad... Eso, como dice el anuncio, no tiene precio. Ahí están las pruebas: en plena crisis, a veces, no hay quien pille sitio en una terraza. La próxima, chin-chin: por la amistad.

23 julio 2010

Movilidad

IMAGEN: Diario Palentino
Desde luego que Facua no se ha enterado muy bien y la agencia EFE lo ha rebotado tal cual, por lo que el resto de medios de comunicación que se han hecho eco de los datos, no se han dado cuenta de que en Palencia el autobús urbano es más barato que en Logroño.
Según la noticia, la capital riojana, con billetes a 0,60 €, es la ciudad donde montar en autobús urbano es más barato. Dicen que luego está Lugo con 0,64 € y luego alguna más donde el billete llega a 0,70 € como Cuenca. No sé por qué no mencionan, por ejemplo, a Soria, donde cuesta también 0,60 € y donde gracias a la incorporación de la empresa Avanza, el transporte urbano sufrió un gran desarrollo en la capital (que cuenta, incluso, con servicio de Búho); o Palencia, donde cuesta tan sólo 0,51 €. A cambio, marquesinas con el tiempo de espera en pantalla, una flota bastante moderna y un servicio bueno.
Es cierto que hace nada, en uno de estos días paseando por Palencia, pensaba sobre la importancia de un vehículo particular para el día a día en Palencia, y, en realidad, se puede sobrevivir, por lo general, sin coche.
Una de las virtudes de nuestra ciudad es que se puede recorrer entera andando sin que acabemos agotados, aunque bien la distancia entre San Antonio y el Tercer Barrio puede llevarnos a estar casi una hora caminando. Es por eso por lo que las principales líneas de bus tienen trazados que nos llevan de punta a punta por medio euro. Ya si sacamos el bono de 10, casi nos lo regalan.
También he visto casos graves de coche-dependencia, pero allá cada uno con lo que quiera hacer con su vida y sus recursos. Aún así me parece ridículo coger el coche para tomar un café en cualquier bar que nos pilla a 15 minutos andando, donde lo normal es que toque rebuscar aparcamiento, más luego el impuesto de la ORA, y al final el café nos sale por un pico de más, desde mi punto de vista, prescindible.
Hay quien me asegura que espere a tener coche para cambiar de discurso. De momento, ni coche, ni casi tan siquiera bus. Con el que más podemos deleitarnos del camino a nuestro destino intramuros: el clásico, ése, sí, el que todos ya sabemos. El que nos permite disfrutar del frío cuando hace frío, y de la gente cuando la calle está llena de gente.

12 julio 2010

¡Y se lió, y se lió!

Palencia también formó parte de la parálisis general que padeció España anoche entre las 20.30 y el gol de Iniesta. Lo único que mantenía vivo al país era la fuerza con la que latían los corazones de millones de españoles como consecuencia de un árbitro bastante poco acertado, una Holanda irreconociblemente leñera, y oportunidades de gol que se iban al traste.
A eso de las 11 de la noche de ese mágico 11 de julio pasó lo que tenía que pasar:

Seguro que nos han oído desde mucho más allá. Un país de casi 40 millones de españoles gritando durante casi un minuto "GOL" al mismo tiempo tiene que ser lo más parecido a un tsunami, pero emocional. El sentimiento español se ha hecho muy fuerte: "Yo soy español, español, español". Por un instante todas las diferencias se van al traste: todos vamos a una. Somos muy grandes cuando nos unimos de esta forma para conseguir algo. ¡Cuántas cosas más nos tiene que enseñar el deporte!
Los más impacientes, en cuanto el fulano que nos arbitró pitó el final, corrieron como locos a bañarse a la Plaza de España. Pero merecía la pena quedarse un poco más para ver a Casillas levantar la Copa del Mundo en directo.
Luego sí, en la fuente de la Plaza de España no cabía un alma. Muchos precavidos ya fuimos con el kit completo: bañador y chanclas. Personalmente me sentí como hace ya 10 años: única vez en mi vida a remojo en una fuente pública, para celebrar la octava del Real Madrid, en el agua de Ponce.El ambiente de ayer era mejor que el día de la semi. Llevaba toda la semana pensando lo mismo: ¡la que se va a liar! ¡Y se lió! En La Cripta la liaron buena con la Copa del Mundo que prepararon de gin-tonic. Más de cinco mil personas dándolo todo entre gritos de "España, España", remojones de agua, petardos, banderas, alegría, algunos pisotones, buen rollo, charanga de nuevo en la estatua del campesino, no te conozco de nada pero te doy un abrazo... ¡Tío, es que somos campeones del Mundo!
Lo único que podemos lamentar es que no hubiera una sola pantalla gigante, un macro punto de reunión para disfrutar del partido, a diferencia de muchas otras capitales españolas, incluso más pequeñas que Palencia, que sí lo tuvieron.
Me di cuenta de algunas cosas más: que el agua de la fuente escuece en los ojos (a saber lo que tendrá), que a más de uno se le podría apodar "pulpo Paul" y no por acertar quinielas y que esto es muy, muy pero que muy grande.

08 julio 2010

Cuando llegue el domingo


¡Dios mío, la que se puede liar el domingo! Fue acabar el partido y absolutamente todos los que estábamos viendo a España por algún bar de la capital pusimos rumbo ipso-facto hacia el punto neurálgico de las celebraciones futboleras palentinas. ¿Qué mejor punto de encuentro que la mismísima Plaza de España para celebrar que somos, como mínimo, subcampeones del Mundo?
Una celebración sana, alegre, a remojo el que quiso (mayoría femenina curiosamente), sin incidentes ni revienta-fiestas. España se olvida de los matices políticos y todo el que tiene un "lo que sea" con nuestros colores lo saca a la calle. ¡España, España, España!
Una charanga improvisada se subió a la estatua del campesino para seguir animando, entre trago y trago a algunos cachis, al ritmo de trompetas y tambores. Unas chavalas pusieron la nota simpática al pasearse por la plaza con unos carteles de Hugo Boss en los que posaban algunos de los internacionales. Un balón de origen desconocido, comenzó a pasearse a pelotazo limpio, entre las cabezas de los más de tres mil presentes.
Pese a ser miércoles, a alguno le duró la fiesta más de la cuenta, quizás porque era la primera vez en su vida que podía celebrar algo así. Pero es que el domingo promete: en los bares no va a caber un alma (y eso que lo dan en abierto), las promociones y ofertas con las que se atraen a los clientes van a sobrar (dos cervezas más perrito y camiseta por 6 €, o un 3 x 2 en consumiciones, entre otras gangas) sobran. Basta con llenar el local con banderas de España, poner una pantalla gigante y a disfrutarlo como si estuviéramos en la mismísima Soccer City.
Los políticos tienen motivos de sobra para darles las gracias: han permitido que, por un rato, mucha gente con algunos problemillas, sienta un momento de euforia contagiosa. Los comercios (y los chinos) también están haciendo su agosto. Los efectos económicos son positivos con las victorias de España. Que dure. Porque es que la vida, como dijo el gran Andrés Montes, puede ser maravillosa...

05 julio 2010

¡Oh, la cena!

Volvíamos cuatro amigos a Palencia sobre las ocho y media de la tarde. Clásica frase:
- Tomamos algo, ¿no?
Era raro que de cuatro, uno de los estómagos no hablara:

- Yo en nada tendré hambre.

Brainstorming de sugerencias un poco flojillo salvo el de la que pensaba de verdad en la cena:
- ¿Una Mejillonera y unas tostas en Los Candiles?

¡Y el cielo se iluminó aún más! Tanto, que los
demás estómagos se marcaron una ovación.
En todos sitios cuecen habas y en todas partes hay una
mejillonera. Pero la nuestra es auténtica y, como dicen las madres de sus hijos, no lo digo porque sea nuestra.
El local, reformado, sigue conservando sus señas de identidad: paredes decoradas de cáscaras de mejillón, una barra enorme, los carteles descoloridos por el tiempo anunciando las geniales raciones de mejillones, bravas (altísimamente recomendables), calamares, langostinos... Y el mismo grito de guerra: "Escoceeeeesa".
No se descarte que en breve surja un politono.
Pues la escocesa, las bravas y el pan para que no sobre nada de la salsa en la que nadan los mejillones era sólo el aperitivo. Al lado está el restaurante Los Candiles.
Pillamos mesa en terraza. Da gusto. Sale Noelia, la camarera. La preguntamos por las tostas: espárragos trigueros con bacon (y no recuerdo el qué), otra de pulpo, solomillo con roquefort, etc, etc, etc... A cada cual más buena. No apto para indecisos. Además de las raciones, luego tienen las dos clásicas tablillas de carne o pescados: por 9,50 €, baratito. Y en terraza no suben el precio.
Escocesa y bravas más tosta individual y tabla de pescados con un par de cañas... ¿dónde ponen tanto por...¡menos de 10 euros por barba!? ¡En la calle Los Soldados, oiga. Y no cobro la cuña!

Me sorprendo a mí mismo cuando me he dado cuenta de que no he hablado antes de estos dos puntos recomendables del turismo gastronómico-barato palentino.