Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

30 noviembre 2009

Referencia Paulino

IMAGEN: Norte de Castilla . Artículo publicado en la web CfPalenciaCo.
Parece, simplemente, cuestión de carácter o de hacerse notar en el campo. El adjetivo en cuestión suele estar reservado para ese jugador que, además de hacerlo bien, tiene un plus que gusta a la gente. Algo que le hace único, por ende imprescindible y, al final de cuentas, acaba por ser la referencia de todo un equipo, de todo un club y de toda una afición.
Este hombre en cuestión es un tal Paulino. Un excelente futbolista y, dicen los que le conocen, genial persona. Su llegada al Palencia, en pleno descenso, fue una alegría. Esta temporada, a pesar de tener más cerca los cuarenta que los
treinta, mantiene vivo un espíritu de chaval. Un veterano con un portentoso físico. Un guerrero, un líder, un hombre feliz jugando al fútbol y practicando deporte. También un provocador nato... Y eso gusta. Disgusta cuando te lo hace a ti, cuando llega vistiendo los colores de la Cultural y hace que La Balastera pite su nombre. Pero cuando se abre el telón y salta al césped con la elástica morada, la grada entera siente parte de su orgullo manchego.
Serrano será por las temporadas que lleva; Pelayo o Canario por hombres de la casa; Agostinho o Benjamín por nombre y cierto prestigio... Pero algo tiene Paulino Martínez Soria, nunca pretendido por un grande, para ser el ídolo de muchos "moraos". Quizás desde que "El Gran Capitán" abandonara el barco (hoy llevando con mucha profesionalidad el timón del Otero), se ha echado de menos un hombre de ese corte.
Paulino juega y hace partícipe a la grada: 8 goles, de momento... Ahí es nada. La referencia en punta de lanza. Es fácil presagiar que a La Balastera le quedan muchas tardes por corear su nueve.

22 noviembre 2009

Sin tiempo para más

Sin que le dé tiempo a más, como le hubiera gustado, José Ignacio Munilla debe abandonar la Diócesis de Palencia. El Papa le envía a su tierra natal, a San Sebastián, donde ejercerá como nuevo Obispo a partir del 9 de enero.
Su llegada a Palencia se acogió con gratitud: era uno de los Obispos más jóvenes de España, uno de los más activos, y apenas tres años después, tiene que cambiar de aires.
Es uno de los preferidos por la Iglesia Católica: es mediático, escribe en blogs, sale en la radio, opina, da la cara, da caña a todo lo que no vaya a favor de la Santa Institución... Lo dicho: perfecto para los intereses de la Institución que representa. Perfecto a la hora de alimentar la discrepancia de un núcleo importante de la sociedad con respecto a las ideas del tipo "aborto" (monotemático, como toda la Iglesia en general), "sexualidad", "células madre", "homosexualidad como trastorno neurótico", etc. Así las cosas, es difícil que, de vuelta a una tierra donde la política y la polémica son el pan de cada día, quede totalmente al margen, aunque manifestaba que su nombramiento nada tiene que ver con el entorno político del País Vasco. De hecho, en su despedida, en Palencia, quiso dejar claro su deseo de que "no se hagan lecturas políticas de la Iglesia". Difícil cuando la tónica de la Iglesia ha sido opinar sobre lo que acontece en el mundo. ¿Sobre qué, si no? Es difícil hablar de los hombres, del camino que siguen los "hijos de Dios" en este siglo XXI, sin aludir a las cuestiones sociales y políticas que afectan a nuestra vida. Es difícil caminar por tierra sin mancharse los pies de arena.
Ahora queda por ver quién toma el cargo de Munilla en nuestra Diócesis. Palencia es, en todos los aspectos (también en el religioso), un lugar tranquilo y religiosamente activo. Lo pueden corroborar los últimos Obispos de la Palencia democrática: Anastasio Granados, Nicolás Castellanos, Ricardo Blázquez, Rafael Palmero y el propio José Ignacio Munilla. Esperamos sucesión en el cargo.

14 noviembre 2009

El hacedor de prodigios

El Doctor Enrique de Soto es de esos palentinos que, por circunstancias de la vida, uno se encuentra en condiciones de afirmar eso de que "es un gran profesional y mejor persona".
Quizás algunos le recuerden por haber sido paciente suyo a lo largo de los muchos años que lleva ejerciendo en Palencia, por el libro que ha publicado este mismo año, Glosario de términos culinarios. Gastronomía de Palencia. Canapés y cócteles, que puede encontrarse en algunas de nuestras librerías, o quizás por aquellos escarceos que hizo en Televisión Palencia en un programa de salud y medicina al más puro estilo Doctor Beltrán, formato palentino.
Es un médico, especialista en Otorrinolaringología y en lo que a menudo llamamos Ciencias de la Vida. Un profesional que, como tal, nunca ha dejado de formarse una vez terminados sus estudios, y así lo cuenta en su página web, donde nos habla tanto de su faceta médica como de la paramédica.
Y es de los que da ejemplo. Bien sabemos que las Ciencias de la Vida no se estudian en ninguna facultad, y que nuestra escuela está en los libros, en lo que nos inquieta, en nuestros amigos, en nuestros enemigos y, en definitiva, en nuestra experiencia del día a día. "El hacedor de prodigios" es el blog en el que el Doctor De Soto plasma, como él define, una "colección de pensamientos, ideas, situaciones, comentarios, reflexiones y filosofía". Una serie de escritos, en definitiva, sobre su vida: unos nos harán sonreír, otros pensar y otros nos servirán de referencia. Un blog para degustar pequeñas pinceladas de lo que es toda una vida exprimida al máximo, fresca y que mantiene toda su esencia. Recomendable, de cuando en cuando, para darnos cuenta de que la vida, a veces, no sólo nos parece compleja a cada uno de nosotros.

12 noviembre 2009

No tan ajenos

Supongo que muchos compartimos la sensación de que Palencia, cuando sale en los medios, es, básicamente, para contar alguna mala noticia, cosa que no sucede, por fortuna, con mucha frecuencia. Con circunstancias como ésa es con lo que forjamos nuestra percepción de Palencia como una ciudad tranquila, ajena a todo lo que pasa en el resto del país. Definimos Palencia como un sitio tranquilo, donde un atropello mortal en carretera o el cierre de una fábrica conmueve a la ciudadanía entera.
Sin embargo, en los últimos días, se leen noticias que, de alguna manera, nos suenan de algo. Hace no mucho, en Baleares, el derrumbe de un edificio se cobró vidas humanas (y en Palencia hubo un escape de gas); los robos y las detenciones por drogas son el pan de cada día en nuestro país, mientras nuestros diarios locales van dando cuenta, cada vez con más frecuencia, de detenciones similares y problemas, llamémosles, de convivencia con los extranjeros.
En nuestra ciudad, Fasa peligra con la crisis mientras, no muy lejos, se habla de Opel. La gripe A ya ha clavado su guadaña en algún vecino nuestro, el índice de atracos se dispara mientras se cuestiona la eficacia de la Policía, como en Madrid. La corrupción ha sido el gran cáncer de muchos Ayuntamientos, y ninguno está libre de sospecha: ni el nuestro, hasta que se demuestre lo contrario.
Estamos unidos al resto de España más de lo que parece. Sobre todo porque los males, cuando llegan fuertes, es difícil no salpicarse. Nuestros medios de comunicación siguen informándonos de lo que hacen nuestros vecinos, nuestros representantes, nuestras Asociaciones, nuestras empresas. Pero detrás de unas declaraciones, una manifestación, una acción en un rincón de nuestras calles... hay un reflejo en otra parte no tan lejana. O al revés, somos el reflejo de lo que pasa en otros sitios. Aunque nos sintamos únicos en el mundo, no podemos permanecer ajenos a nada.

09 noviembre 2009

Nuestro muro de la vergüenza

IMAGEN: www.pueblos-espana.org
En Berlín hoy es un día precioso, a pesar de la lluvia. Es un día emotivo para todo el mundo. Mientras los jóvenes berlineses aún se preguntan por qué un día su país estuvo separado de aquella forma, los españoles nos quedamos fascinados repasando imagénes históricas y escuchando tantas y tantas historias que viven su momento cumbre cuando ese muro deja de ser un obstáculo.
Hoy día, aún quedan otros muchos muros en pie que hacen de fronteras, donde se pierden algunas vidas humanas y que, de alguna manera, simbolizan la falta de libertad, la falta de "mundialización" con la que se vive el siglo XXI.
Sin nada que tener que ver con esas fronteras, no hace falta ir muy lejos para saber lo que es un muro que divide la ciudad en dos. En Palencia tenemos el muro de la discordia: el de la vía de ferrocarril. Es un muro que nos parte en dos y que tan poco gusta a los que nos visitan. A los que, desde niños, nuestras madres nos han llevado en carrito al otro lado por la pasarela del caracol o por la de las Angelinas, lo vemos como algo "normal" pero, en el fondo no lo es.
Y como no lo es, hay una guerra abierta entre políticos y grupos sociales, con más o menos idea, que parten de una idea común: eliminar la barrera de la vía, pero no es posible llegar a un acuerdo por cómo hacerlo. No sólo eso, sino que parece que hay intención de no llegar a un proyecto común. Siempre hay peros. Siempre hay oposición. Siempre hay retrasos. Siempre hay problemas. Pasan los años y la vía sigue ahí. Llega la "media velocidad", en vísperas del AVE, y la vía continúa partiendo en dos la ciudad. La eterna promesa de cada momento electoral.
Es una barrera que simboliza a nuestros políticos: divididos, como Palencia, sin llegar a un acuerdo para erradicar la línea que los hace diferentes. Es una división permanente, clasista, que nos enfrenta y nos recuerda cada día que tenemos que luchar por el progreso. Porque, un buen día, Palencia tuvo que crecer al otro lado del tren, y ahí nos hemos quedado, presos de las circunstancias de nuestra historia, incapaces de avanzar. Parece mentira que, tantos trenes han circulado desde principios del siglo pasado, y siempre dejamos escapar el que nos lleva a donde, en realidad, todos queremos. Ahora el tiempo juega en nuestra contra: la alta velocidad hará honor a su nombre y tocará, al final, tomar una decisión deprisa y corriendo. Una base demasiado mala para algo que, dicen, será el comienzo de otro capítulo más de la historia local. Y la Historia no perdona los errores. Los palentinos tampoco lo haremos.