Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

30 junio 2015

El cristo encarcelado


La imagen en sí de ver al Cristo como encarcelado impresiona. Es un "¿Qué le están haciendo?" Es como sentirnos huérfanos de nuestro símbolo durante unas semanas.
Sin embargo, cuando vuelva a lucir con más esplendor que antes, sonreiremos satisfechos. Entretanto, ¡benditos tiempos los de las Go-Pro y los andamios del siglo XXI! Las imágenes que nos ha regalado esta restauración son únicas. Si bien no era raro que algunos chiguitos subieran hasta los pies, porque existen fotos, incluso en color, queda totalmente descartado que se pudiera ascender hasta su interior y, por supuesto, aquella idea, que habría sido preciosa, de poder contemplar Palencia desde sus ojos.
Dicen los expertos en fotografías que los planos contrapicados engordan. Quizás por eso hemos pensado que a la cabeza podían subir unos cuantos de golpe, cuando ha quedado demostrado que difícilmente cabe una sola persona.
De todas las operaciones que se han realizado en los últimos años, ha sido la que, seguramente, Victorio Macho agradece más desde donde esté. Ya comentamos que las luces fosforitas y las rejas de Alcatraz deslucen la esencia original y que, tal como dicen los más críticos, ya sólo faltaría mejorar y limpiar los entornos.
Sigo sintiendo envidia sana de Almudena Trigueros, profesional de Canal 8 que después de grabar Palencia desde lo más alto de la Catedral, ahora nos regala algunas de las imágenes que, quién sabe, cuántos habrán podido ver con sus propios ojos. Una privilegiada.
Dicen que pronto habrán terminado de sacudirle el polvo a nuestro Cristo y dejarle guapo hasta la próxima función. El resultado, creemos, habrá merecido la pena. La memoria de uno de los palentinos más ilustres de nuestra Historia seguirá a buen recaudo y su obra seguirá vigilando desde lo alto del cerro.

23 junio 2015

Con bufandas y banderas...

Sigo admirando, además porque vivo muy cerca de él, el nuevo estadio de La Balastera, pese a que la mayoría de mis recuerdos siguen anclados en la vieja.
"¡Quillo, quillo, ¿eso qué es, Anfield?", me decía mi compañero algecireño Pablo 'Sudoku' cuando vio la foto del estadio, de noche, que tengo en el fondo de pantalla de mi cuenta de Twitter.
Presumo de estadio moderno, me gusta la estampa de 'Champions' que nos ofrece y sueño con ver (¿y por qué no cubrir?) algo muy grande dentro de él. Junto al nuevo Parque Comercial, nos da una pincelada de avance.
Me acuerdo cuando se decía, como argumento a favor, que la construcción de un estadio nuevo haría lo que en otras ciudades: impulsar al equipo que juega en él a lo más alto. Al final, el tiempo ha demostrado que no son variables directas. Véase el caso de nuestra ciudad vecina, donde el Reino de León se levanta como un coloso en la entrada de la ciudad, según se llega en bus o tren desde Palencia, y donde ver un Cultural - CF Palencia de Copa pareció elevar el nivel de un partido de primerísimas rondas. Sin embargo, la Cultural ha pasado las de Caín para evitar su desaparición y sigue sobreviviendo con dignidad. ¡Ya nos hubiera gustado a nosotros! Eso sí, la selección absoluta ya se ha dejado caer alguna vez y quién le diría a su constructor que tras sus muros, Piqué iba a sufrir la primera gran pitada en contra de su propia afición.

Era una incertidumbre ver qué aspecto tendrían las gradas de la Nueva Balastera en el play-off de ascenso a Segunda B del CD Palencia. Tiene afición fiel, pero no se puede comparar con aquellos play-off contra el Caudal, Viveiro, Alcalá, etc, etc.
Me dijo un palentino aficionado al CF Palencia al que conocí hace poco tiempo por circunstancias que no vienen al cuento, que "es que ése es el equipo de Villegas" y por eso no simpatiza. Sus detractores suelen acabar mencionando al ex presidente del equipo morado. 
Por la radio, en la redacción, aún muchos oyen hablar de éste CD Palencia Balompié creyendo que es el CF Palencia de toda la vida, el que se debatía entre la Tercera y la Segunda B, sin haber vuelto a repetir la gesta de la Segunda División de comienzos de los 80', muy a pesar de que se hizo alguna llamada a Palencia en El Partido de las 12 para llevarle a España el grito de S.O.S. que acabó formando parte de la historia.
El futuro sigue siendo extraño porque, en el presente, me sigue pareciendo que no existe la unanimidad, el 'todos a una' con el deporte que más mueve y que no hace mucho tiempo llenaba La Balastera de gritos de "¡Palencia, Palencia!", donde lo importante era el nombre que representaba a una ciudad y donde los palentinos, aunque no acudieran en pleno invierno a un partido contra la Hullera, se sentían representados.

04 junio 2015

En Palencia, no pitamos el himno

IMAGEN: ArteSacro.es
Después de escuchar al Secretario de Estado de Seguridad, parece que haya que estar preparado por si, casa por casa, llaman preguntando.
El himno de Palencia, ya les diría yo que, por supuesto, en mi casa no lo pitamos. Y el de España, tampoco.
A veces, pienso que el debate, si es que lo ha habido, entre silbadores y no silbadores después de lo vivido en la final de la Copa del Rey suena tan ridículo como lo fue la imagen que España dio al mundo exterior. A los que viajan con frecuencia al extranjero luego les preguntan por estas cosas.
El himno, el más nuestro, el que llegará más pronto que tarde al centenario, se siente o no se siente. Quizás tenga que ver con que los que sentimos Palencia, respetamos nuestros símbolos y, además, contamos con la suerte de tener un himno bonito y con el que nos identificamos.
Espero y deseo que siga enseñándose en los colegios. Y no sólo el himno. La mejor forma de respetar algo es aprender y dejarse llevar por la curiosidad. Seguramente, también por eso, porque me educaron con ella, ahora mismo soy un loco de Palencia.
Tampoco estamos obligados a que nos guste todo, pero ya que estamos en el mismo saco, y sabiendo de respeto, nos evitaríamos muchos problemas. Querer vivir en el enfrentamiento y, sobre todo, la provocación, suelen ser síntomas de inferioridad y hasta de miedo, aunque se aparente lo contrario.
Al final, sin querer queriendo me meto yo solo en la discusión que antes criticaba, en vez de hablar de lo que quería: de nuestro 'Dios te salve, Palencia querida', de letra acertadísima, que suena todos los años en diversos actos, que todos los palentinos sabemos y que hemos escuchado varias veces a lo largo de nuestras vidas. Quizás, por alguna de aquellas cassetes que regalaba Caja Palencia, y ahora con Internet ni te cuento, el himno no faltaba en cada casa. Que, dicho así, esto parece la Palencia de Kim Jong Un, pero nada más lejos de la realidad. En nuestro carácter de capital pequeña de provincia pequeña, va el sacar pecho por lo nuestro bien hecho porque, si no, nadie lo hace por nosotros.
Cuestión de orgullo y sentimiento, con el respeto máximo hacia quien todo esto se la resbala. Guzmán Ricis y Garrachón Bengoa, a día de hoy, se sentirían tan orgullosos del mimo con el que guardamos su obra como avergonzados de quienes silban un himno, el que sea, del pueblo-estado-nación-tierra-país-planeta que representa y que no sea malo, aunque dentro se hagan cosas mal... como en España.