Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

29 marzo 2017

Bucle de interrogantes

El futuro más inmediato es una tremenda incertidumbre. Quizás tanto la crisis, como los efectos colaterales, que aún perduran, es de las pocas cosas que permiten que los problemas locales se extrapolen a los generales y viceversa.
La población sigue envejeciendo, sigue habiendo mucho negocio de quita y pon, demasiados locales comerciales vacíos, crisis de educación, avasallamiento tecnológico, muchos interrogantes en las cabezas de los jóvenes, y el 'Despacito' como banda sonora del momento ya sea en la madrileña Kapital o en el palentino Ágora.
El retrato vale para Madrid y también para nuestra modesta Palencia. En ellas, los adolescentes le dan vueltas a qué trabajo tendrá más salidas, los veinteañeros tratarán de buscar su lugar en el mundo y los treintañeros nos preguntamos si estamos en el camino correcto o si aún están cosas por pasarnos.
Este mes, en el programa 'Especial cinco años de El Arambol' (ACUP Radio, les tengo aprecio por el buen trabajo que hacen), les preguntaban a los invitados cómo se imaginaban Palencia dentro de otros cinco años, y ninguno era optimista.
Y se da que muchos de los emigrados a Madrid (no sólo palentinos) nos hemos preguntado ¿y si algún día volvemos a nuestra tierra? Al final, muchos trabajos tienen los mismos procederes aquí y en Cuenca. Con la enorme ventaja de, en el caso de Palencia, en comparación con la capital de España, pagar muchos menos impuestos y vivir más barato y con más calidad de vida.
Sin embargo, la realidad no hace más que devolver interrogantes. ¿De verdad, comprar pisos y coches... o alquilarlos? ¿Quedarme como estoy? ¿Seguir formándome, aunque me cueste dinero? ¿Y si el dinero 'peta'? ¿Cuesta mucho dinero mantener una familia? ¿Y si hay nuevas elecciones? ¿Nos vamos todos a la vez? ¿Por dónde pasan las oportunidades? ¿De quién me fío?
Ese extraño ritual de preguntarle a la almohada y recibir inspiración divina no provoca sino un boomerang de nuevas dudas y acabas obligado a fiarte de tus propias certezas: nada te garantiza nada. Toca estar abiertos a todo, a lo mejor y a lo peor, al frío y al calor. Los imprevistos existen y están de moda: Brexit, Trump o Podemos y demás imposibles para quienes hacen previsiones con datos.
Quizás ese bucle de interrogantes también sea propio de la treintena... O de una pedrada personal, aunque me consta que no soy el único que la sufre. En cualquier caso, Carpe Diem... Donde sea, pero Carpe Diem.