Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

31 julio 2009

El verano está lleno de pecadores

Posiblemente ya haya hecho antes referencia al dicho "Algo tendrá el agua cuando la bendicen". Pero pienso que Dios se olvidó del agua del mar, a pesar de ser creación suya. El mar y sus costas se hicieron y crearon con vistas a la tentación y pecado, fruto de la imperfección del hombre. El Paraíso era un recinto, nos hacen ver, cerrado, sin vistas al mar, donde parece que Adán y Eva consumieron algunos peces de agua dulce antes de meter la boca donde no debieron.
La playa está hecha para los pecadores, aquéllos que han sido malos durante el año: los que han difamado contra sus compañeros de trabajo y más contra sus jefes, los que han descargado su mal humor con su familia, los que creen que el mundo está mal por no estar hecho a su imagen, semejanza y antojo... Y un largo etcétera de pecadores (y no quiero parecer Chiquito) que tienen unos días al año de descanso y acuden a darse una panzurrada de rayos de sol a la orilla del mar.
Pecadores somos y en pecado venimos a bañarnos en unas aguas saladas (a veces repugnantemente saladas) plagadas, en gran parte, de medusas asesinas. Venimos a tumbarnos en las calentísimas arenas que, vistas a ras de suelo, parecen el humeante circuito de Nürburgring. Y venimos a tostarnos la piel ante un cancerígeno sol que nos obliga a invertir en cremas para que se conviertan en nuestra segunda piel. Todo muy natural, eso sí, porque es el mar y la playa, lejos de la ciudad y del ruido apestoso.
Palencia, territorio fiel a la cristiandad a lo largo de su Historia, recibió de manos de Yahvé el Río Carrión. Un río de agua dulce que desemboca en el Pisuega, de sabrosos cangrejos, y cuya rumba incluye un recordartorio a Su Santidad: "Pero bebiendo vino, nos conoce hasta el Papa, rumba la rumba la rumba, la rumba del Carrión". Todo cuadra.
Pecadores de nosotros, palentinos del siglo XXI, que por llegar ipso facto hasta esa inmensa tentación que es la playa, ya tenemos a nuestro servicio una autovía. Buscamos el camino del mal, vamos a contra natura... y así nos va. Como castigo a nuestro autoplacer, recibimos una dolorosa vuelta al trabajo con nuestras obligaciones. Nos lo merecemos.

22 julio 2009

La huella de un arquitecto

Tremendamente recomendable el artículo escrito por Javier de la Cruz Macho que publica hoy Diario Palentino y que sirve para homenajear a uno de los arquitectos más importantes que ha visto Palencia a principios del Siglo XX: Juan Agapito y Revilla, autor de, entre otras obras, el centenario Colegio Modesto Lafuente. Hoy en día sigue siendo Colegio como tal, aunque fue diseñado con todas las de la Ley... de entonces: uno de los alas era para las niñas y el otro para los niños. Dos colegios en uno con un piso, el de arriba, que servía de residencia para los maestros.
Su calle en Palencia une las calles Ricardo Cortés y Nuestra Señora de Rocamador, próximas al Salón.
Lo dicho: un homenaje que recoje otra interesante lección de Historia palentina.

LA HUELLA DE UN ARQUITECTO

A pesar de contar con una calle en Palencia este personaje es, desde mi punto de vista, uno de los menos conocidos en nuestra ciudad, a pesar de haber dejado en ella una gran huella durante el
período en el que fue arquitecto municipal, quizás por no ser oriundo de Palencia sino de la vecina Valladolid, donde nació en 1867 y, seguramente, por que la labor de otros dos arquitectos palentinos contemporáneos suyos, Jerónimo Arroyo y Jacobo Romero, le haya eclipsado.
Había nacido en Valladolid, y realizó la carrera de arquitecto en Madrid. Al poco de terminar la carrera consigue la plaza de arquitecto municipal de Palencia, que le es concedida el 6 de diciembre de 1893, con 26 años. Llegó al municipio con gran inquietud y ganas de trabajar y, durante los años que permaneció al frente de este servicio municipal desarrolló una frenética labor, con proyectos muy i
nteresantes que permanecen en la arquitectura de la ciudad.
Una de ellas fue su aportación al informe de Palencia sobre la higiene, junto al médico Fermín López de la Molina (2-5-1894), aunque el informe que finalmente se publicó llevase sólo el nombre del médico. Los estudios de Agapito Revilla le valieron después para su proyecto de traída de aguas.
Cesó como arquitecto municipal el 28 de Febrero de 1900, por lo que desempeñó el cargo durante casi 6 años. La causa de su cese voluntario se debió a que fue nombrado arquitecto municipal de Valladolid, dejando su puesto en Palencia.
Durante esos seis años puso de manifiesto su gran capacidad de trabajo. Frente a la lentitud de sus predecesores a la hora de presentar los proyectos, Agapito Revilla dio muestras de una vitalidad y capacidad asombrosa, centrándose en su labor como arquitecto municipal sin combinarlo con servicios particulares. Esa capacidad de trabajo fue la que hizo posible que, antes de que terminase 1894, es decir, antes de que cumpliese un año en el cargo, presentase tres proyectos de gran incidencia en la ciudad: el de la Plaza de Abastos, el del grupo escolar de La puebla, y el proyecto de organización del cuerpo de bomberos, además de haber participado, como ya indicamos, en el estudio de la situación higiénica de Palencia, gracias también al dinamismo del entonces alcalde Valentín Calderón.
Esta frenética actividad no descuidaba el día a día, siendo multitud los permisos de obras que revisaba, los proyectos de alineación que desarrolló, la inspección de obras ya empezadas, bien fuesen particulares o municipales. Algunas obras municipales se habían iniciado con anterioridad, pero requirieron su participación para subsanar errores como en depósito de aguas, que se vio obligado a revisar introduciendo algunas modificaciones para evitar las filtraciones que se producían. Lo mismo pasaba con el edificio del matadero, construido sobre un terreno poco adecuado, donde tuvo que introducir múltiples reformas.
Su mirada se posaba también sobre las obras ilegales o que no se adaptaban a lo aprobado, como fue el caso de unas reformas realizadas en el Convento de Las Claras realizadas sin autorización y de las que rápidamente informó a la Comisión de Monumentos. Esta continua labor no impidió que acometiese, a demanda de los ayuntamientos del momento, algunas grandes obras.
Entre estas destaca la Plaza de Abastos, planos que presentó el 28 de Mayo de 1894, que no fueron aprobados hasta 1895 y, cuyas obras se prolongarían en el tiempo sin variar la estructura original del edificio, la cual se ha mantenido, afortunadamente, hasta la actualidad.
También en 1894 presentó el proyecto y presupuesto para un nuevo grupo escolar en La Puebla, que estará terminado el 27 de Noviembre de 1896, el cual también conservamos en la actualidad con el nombre de Modesto Lafuente.
En 1897 fue el responsable de diseñar el plano para la apertura de una nueva calle, la de Don Miro, que baja desde San Miguel hasta el río, gracias a la cesión de locales por parte de Agustín Martínez de Azcoitia. Ese mismo año, 1897, presentó el proyecto de las nuevas paneras del Pósito.
Otro de sus grandes proyectos fue el estudio de traída de aguas y alcantarillado a la ciudad, con el objeto de solventar este «histórico» problema. En 1898 inició los estudios, que le llevarían más de un año, presentando el proyecto el 8 de Noviembre de 1899.
La falta de recursos del Ayuntamiento y el abandono del cargo unos meses después, harán que este proyecto no se convierta en realidad.
El proyecto era tan detallado, tan completo que, unos años más tarde, cuando el alcalde Ignacio Martínez de Azcoitia retome la necesidad de traída de aguas a Palencia y su nuevo alcantarillado, rescatará el proyecto ya existente de Agapito Revilla, el cual se llevará a efecto, culminándose en 1908, con un único cambio en la maquinaria, que ya no estará movida por vapor sino por energía eléctrica. El resto permanecerá en las mismas condiciones.
En Valladolid continuó su labor como arquitecto, culminando el Ayuntamiento vallisoletano iniciado años atrás, diseñando la iglesia de Nuestra Señora del Pilar y participando en el desvío de las aguas del río Esgueva. Al igual que unos años atrás había hecho en Palencia, organizó el cuerpo de bomberos de la vecina Valladolid.
Su mirada se centró también en el arte, labor que plasmó en algunas obras escritas y en su pertenencia a comisiones de monumentos y en la dirección del Museo de escultura de Valladolid. Entre sus obras destacan diferentes colaboraciones en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones y en la revista Arquitectura de la Sociedad Central de arquitectos. Publicó Las cofradías, las procesiones y los pasos de Semana Santa en Valladolid y Las calles de Valladolid: nomenclátor histórico.
Su huella en Palencia es, por ello, bien visible y un posible reconocimiento a su labor sería que, además de la calle que lleva su nombre, se diese éste a la Plaza de Abastos.

20 julio 2009

Por la Ruta de la Luz

Bajando después de una intensa jornada por el Monte el Viejo en buena compañía, con picnic ante las bandas policiales alrededor de las barbacoas que impiden disfrutar de unos excelentes chorizos a la plancha o unas deliciosas rodajas de panceta, guerras de globos de agua (recomendadas también para mayores de 20 años sin temor a hacer el ridículo), piscina y cena, dos amigos me sorprenden con una propuesta de la que ya había oído a través de los medios, pero en la que nunca había podido participar: hacer la Ruta de la Luz.
Dura las noches de un fin de semana completo: viernes, sábado y domingo, y es un paseo nocturno por la historia de Palencia a través de sus monumentos más significativos, perfectamente iluminados desde hace unos pocos años. Ayer domingo, la Ruta del Progreso, correspondía con la Palencia de los siglos XIX y XX. Entre parada y parada, charlando con la simpática guía o con algunos de los actores que acompañan al grupo y escenifican algunas historias o leyendas, ellos mismos te recomiendan las rutas del viernes o sábado, porque se recorre lo más encantador de la ciudad.
Sin embargo, la de anoche sirve para entender qué es Palencia hoy. Del pasado, lamentablemente, no quedan muchas cosas, pero sí tenemos un jugoso legado de obras arquitectónicas de la Palencia de hace 100 años, con el genial arquitecto Jerónimo Arroyo a la cabeza, a quien tanto debemos. Edificios y "cosas" que están ahí y tienen un sentido.
El domingo se habla sobre el por qué de la Calle Mayor, de la Plaza
Mayor, de Villandrando, de la Diputación... Todo aliñado con algunas perlas del pasado, como es la representación de la Leyenda de Santo Toribio, o aprovechando el paso por la Torre de San Miguel, la de la boda del Cid. Cabe decir que mi amigo Fernando había sido elegido entre el público por los actores para representar al cura, pero éste, con ganas de librarse, sólo se le ocurre apuntarme con el dedo a la par que explicaba: "Que salga él, que es de la Cope". Pues dicho y hecho, ante el cachondeo general de la espontaneidad de mi amigo, me tocó hacer, por una noche, de maestro de cermonias de la representación de una de las bodas con más solera (y Leyenda) de nuestras tierras.
Un plan alternativo tremendamente recomendable para forasteros y para los de aquí, que de cuando en cuando no está de más aprender un poco más sobre nuestros orígenes. La Historia, en este caso, es un vehículo más para aprender a amar lo que más nos gusta.

17 julio 2009

La actitud ante las circunstancias

Artículo publicado en www.cfpalenciaco.com
D
icen los psicólogos expertos que no es tanto la mala suerte o lo mal que vengan las cosas, sino que vale más nuestra actitud ante las circunstancias. Es decir, sabemos que el sorteo de Copa nos ha deparado un rival fuerte a nuestro Club de Fútbol Palencia y, en el caso de pasar de ronda, nos espera otro tanto o más. Alavés y Alcorcón, respectivamente, y ambos encuentros fuera de casa. Ahora, ¿qué puede hacer el Palencia? ¿hasta dónde está dispuesto a llegar? Son decisiones que conciernen exclusivamente al equipo.
Podría hacerse una encuesta entre los aficionados: ¿Debe el Palencia olvidarse de la Copa y centrarse en la Liga desde el principio? Cualquiera de las posibles respuestas puede ser perfectamente defendible. Es la situación idónea para encajar la frase aquella de "partido a partido". Si se quiere hacer con éxito, hay un trabajo intenso por delante. Pero ¿por qué no intentarlo? Es necesario un buen estudio de los rivales por parte del cuerpo técnico, concentración máxima por parte de los jugadores, saber que el factor suerte puede ponerse de nuestro lado durante los partidos, no regalar nada... Y lo más importante: no perder la ilusión. Y saber que los aficionados que viajen con el equipo (que no serán muchos, dados los desplazamientos) tienen tanta o más que los que pisan el verde por hacer algo bonito y recordable en la Copa, aunque no se gane. Pasar esas dos eliminatorias y que luego venga a La Balastera un buen equipo de Primera es un jugoso caramelo.
Tampoco debería olvidársele a nadie que lo bonito del torneo y de estas eliminatorias a un solo partido es que no siempre gana el mejor. El fútbol gusta, y la Copa más, porque cuenta con ese factor sorpresa que hace que se nos revuelvan las hormonas viendo un partido. Y si juega nuestro Palencia, ¿por qué no pensar, con el corazón, que este año podemos ser nosotros el equipo revelación? No sólo se está fichando bien, sino que se mantiene buena base del año anterior. La directiva, en este sentido, está haciendo un buen trabajo.
Sobre nuestros rivales, cierto es que el Alavés tiene serios problemas económicos y que no será, ni de lejos, el equipo de la temporada pasada. El caso del Alcorcón es diferente: a pesar de bajas significativas como la de Susaeta (traspasado al Rayo), se está reforzando con gente experimentada. Y en su campo es terriblemente complicado de batir: Santo Domingo es un estadio pequeño, con la grada muy encima del césped, algo así como en la vieja Balastera, donde la presión del público puede ser mortal para un equipo visitante.
Habrá quien bien piense ante esas dificultades: ¿Y qué? Ya no somos de tercera. Es la actitud a mantener todo el año.

13 julio 2009

La casi A-67

Vuelve a salir el tema de la autovía. Ya sabemos que tres de los cinco sudamericanos que tuvieron un grave accidente de coche el sábado a la altura de Alar murieron justo en el tramo sin construir de la mítica y puñetera autovía que lleva un año de retraso.
En días como ayer domingo, tras un larguísimo regreso desde el Norte de la península, es cuando de verdad se maldicen los retrasos de la obra. El tapón de coches que se forma en Alar tras un día en el que medio Palencia y parte de Valladolid subieron a las playas de Cantabria fue importante. Un tapón procedente de otro, el de Torrelavega, donde confluyen absolutamente todos los puntos neurálgicos de la costa cántabra, aunque ya está aprobado el tercer carril en este tramo, así que no es descartable que durante varios meses, por obras, haya que hacer arreglillos y obras medio largas con un poco de tufo a lo Manolo y Benito, mientras se corta un carril para ir haciendo el tercero y esas cosas. Así, pues, de tapón a tapón y circulo porque me toca.

El accidente del sábado no se hubiera producido de habe
r existido la autovía. ¿Quizás otro? Puede, pero allá especulaciones fatalistas y providenciales.
La entrada y salida de la N-611 que nos ha acompañado toda nuestra santa vida están marcadas por unos carteles que la hacen denominarse "tramo de concentración de accidentes". Antes, dirección Santander, a la salida por Monzón, uno se limitaba a ver el Castillo y a contar los coches que paraban en el club de enfrente sin pensar que entraba en una carretera maldita. Ahora, con la casi-autovía al lado, la carretera llena de señales de "Todo a 100", salvo en los pueblos, "a 40", se torna de color negro-suceso.

Al margen, las declaraciones de los políticos. Hoy Carriedo lamentaba el retraso de la obra porque, por su culpa, se nos ha privado de otras dotaciones económicas para operaciones tipo soterramiento o la autovía Palencia - Benavente. Al escucharle este mediodía, seguro que más de uno pensó: "Fijo que éste anoche también vino de la playa".

El caso es que el ciudadano de a pie con coche, el que puede evitar un tercermundista y caro tren playero, lo único que quiere es poder conducir un poquito más seguro y por buenas carreteras. Que la A-67 acabará siendo una buena vía no cabe duda, aunque tampoco será infalible, pues se supone que seguirá habiendo accidentes. Pero que las malas planificaciones de las obras y los anuncios a bombo y platillo de macro-obras en tiempo record o similares no depende de ellos, eso es una verdad como un templo. Y las consecuencias negativas por incumplimientos (échense las culpas entre ellos, si quieren) no deberían tampoco pasar desapercibidas.

11 julio 2009

Un futuro entre malas hierbas

Se supone que el futuro urbanístico de Palencia pasa por un nuevo Plan General de Ordenación Urbana cuyo punto fuerte está relacionado con el eterno problema del ferrocarril, que nunca parece querer arreglarse para seguir siendo usado como baza o arma política entre partidos, pero que pide a gritos un acuerdo favorable para Palencia (no para los partidos) por la llegada inminente del AVE a nuestra capital.
El punto de la ciudad que, se supone, es la vena por la que ahora circula la renovación y ampliación de Palencia, es el llamado Sector 8. Un incipiente barrio al que le cuesta mucho esfuerzo crecer. En una España en la que la población no hace sino aumentar, aunque sea a base de morenos, a Palencia la cuesta sangre, sudor y lágrimas abrirse en expansión. No hay más que pasear por las solitarias calles, bautizadas con oro de kilates, de este barrio aún sin nombre, cuyo alma máter es La Nueva Balastera, rodeada aún entre parcelitas con malas hierbas sin podar y bloques que llevan meses esperando a que la constructora pueda hacerlos un poco más habitables. Es la imagen viva de lo que acontece.
Hay un hueco preparado para la construcción de un centro comercial, el tercero en Palencia (considerando Las Huertas como uno, que lo es a todos los efectos, y la Calle Mayor en sí como otro). Es una apuesta fuerte en un momento tan débil para todos, que se antoja como un proyecto aplazable y, según como sople el viento, hasta dudosamente realizable a pesar de que ya está aprobado y tiene la luz en verde.
Si ese sector 8 es el futuro personificado, en plan de futuro en acción, palpable, visible y hasta saboreable, el pobre aspecto que presenta transmite la sensación de que el presente está estancado. Está siendo la zona donde los jóvenes que consiguen un contrato indefinido quieren comprarse un piso, sobre todo los chavales (hoy ya no tanto) del barrio de Pan y Guindas, que crecieron todos juntos y ahora dejan al barrio en un conjunto de bloques de padres con hijos a punto de emanciparse, de aquí a unos pocos años si no lo han hecho ya, y preparados a acoger (esperemos que no) el llamado "síndrome de nido vacío": cuando los hijos dejan el hogar.
No es siempre grato hablar de los problemas de nuestra tierra, siempre los mismos: vejez, menos juventud (y de la que hay, la mitad acaba fuera buscándose las castañas) y una ciudad que crece demasiado lenta, tanto que a veces uno se pregunta si será capaz alguna vez de dar el estirón... o si habrá alguna vez algún motivo para hacerlo. Quizás haya que preguntárselo a algún político que no piense como tal. ¿Alguien conoce a alguno?

08 julio 2009

El lado más solidario

IMÁGENES: J. Ruiz (El Norte) y Club Internacional de la Amistad
Es agradable encontrar noticias como las que vemos estos días en Palencia, o saber que podemos cruzarnos con personas distintas por nuestras calles. Enorgullece que Palencia abra tanto sus brazos nada más comenzar este mes.
Por un lado, es el momento en el que medio centenar de niños saharauis llegan a Palencia para quedarse con familias palentinas y disfrutarlas tal como reza el lema de esta
iniciativa solidaria: "Vacaciones en paz". Los testimonios de los padres suelen ser similares, y todos apuntan a una experiencia tremendamente enriquecedora tanto para los chavales como para los padres de adopción. A buen seguro aportan una lección difícilmente olvidable. Nosotros, acostumbrados a abrir el grifo y que salga siempre agua potable, mostrárselo a un niño (con lo curiosos que son siempre) que no lo ha visto jamás, tiene que ser algo que marque para los restos.
Por otra parte, Palencia es el escenario de un encuentro de discapacitados de
Letonia, Italia, Francia y España. Una semana para divertirse juntos, realizando talleres, conociendo más sobre los países de procedencia de sus comapañeros, visitas a los edificios más emblemáticos de Palencia y poder conocer de cerca algo tan sagrado como es el camino de Santiago.
Y, al mismo tiempo, como cada año, no sin algunas dificultades, tenemos por estas fechas el Torneo Internacional de la Amistad de fútbol, que acaba sacando siempre adelante el Club de la mano de "Chopper". XX Copa de la Amistad para 2009, en la que se juntan niños y adolescentes, chicos y chicas, de varios países: en esta ocasión, de Letonia, Venezuela, Colombia, Marruecos, Israel y España.
Sin duda, dan otro aire a nuestra ciudad durante algunos días. Se agradece que, a falta de deseables turistas, sean otros foráneos los que den otro latido de vida diferente a nuestra ciudad.

07 julio 2009

Rota sin parar

Uno va y viene a su tierra. Salvo largas ausencias, apenas se notan cambios en Palencia. Pero qué duda cabe que llevamos una racha en la que no hace falta salir tres meses para comprobar, a cada venida, obras diferentes, calles cortadas, calles más o menos remodeladas y, sobre todo, rotondas: muchas, muchas rotondas. Cada vez más y más. Es un girar y no parar de hacerlo. Es un quiero ir recto y no puedo. Es un rota sin parar.
Es un venir del río y: Plaza España, rotonda, recto, ojo izquierda, semáforo se abre, rotonda gira hacia derecha y ras... Manuel Rivera recto, otra rotonda, se cierra mucho, ojo tráfico, agente a derecha, pasarela a fondo, al final otra rotonda, recto y se cierra mucho a fondo, ¡cuidado peatón!... ¡La rotonda, la rotonda! ¡Plas, nos la comimos, Carlos! En un tramo de aproximadamente 2 kilómetros entre Plaza España y La Tejera hemos sorteado 5 rotondas por el centro de la ciudad y hemos pasado una pasarela. Habremos luchado contra semáforos, contra pasos de peatones pegaditos a las glorietas, contra pésimos conductores de los que utilizan el carril interior para hacer la pirula y salir a veces sin señalizar (y no hay que rebuscarlos mucho, desgraciadamente).
Dicen desde Urbanismo que paciencia. Dicen que las rotondas agilizan el tráfico. Cuando en San Lázaro hay embotellamientos, hay embotellamientos. Además, con la rotonda regulada por semáforos, primero tienen que pasar unos y luego otros, como antes cuando había cruce. Y luego hay peatones que tienen que seguir cruzando. Dicen, con mala leche, de la rotonda del cuartel de la Guardia Civil que lo de "víctimas del terrorismo" es por aquellos que sintieron terror cuando bajaron deprisa la pasarela de Villalobón y casi se la comen.
Por fortuna, Palencia es una ciudad que puede recorrerse dando un buen paseo. Hay casos en los que es necesario sacar el coche, aunque muchos reconocen que es mucho más cómodo, y si un trayecto de 20 minutos andando se puede hacer en 7 (sin contar con buscar sitio para aparcar), pues se hace. Lo de algunas glorietas quizás sea un esfuerzo más por que la gente no saque el coche... Más que nada por lo peligrosas que son. Puede que en algunos casos aligeren algo el tráfico, hasta cierto punto, pero en Palencia, algunas, lo que dan es mucho miedo... Se van apoderando de la ciudad sin que puedas hacer nada... Ellas te vigilan...