Palencia Entre Líneas

Cuatro apuntes sobre un sentimiento y una forma de vida: la nuestra. Palencia existe, se ve, se toca y se disfruta. Es un modo de vida.

19 mayo 2013

Fomento saca la recortada

IMAGEN: El País
Palencia parece que, de entrada, se libra de la escabechina que prepara Fomento para empezar a 'cargarse' líneas de tren de media distancia. Castilla y León no sale bien parada en los últimos informes del Ministerio, y con un razonamiento tan cierto como discutible: ¿a quién le conviene mantener una estructura como un ferrocarril en poblaciones tan poco habitadas? Que nuestra región sufre el mal de la despoblación no es de ayer, pero tampoco parece haberle importado a nuestras instituciones y gobiernos. Por otra parte, si pensamos que un servicio público está para servir porque su coste sale de nuestros impuestos y que no tiene por qué ser rentable, el debate está servido.
Lo que tampoco es normal es el maltrato que este nuevo Fomento, desde el minuto uno, le da a este servicio. Si hace poco, un billete sencillo Madrid-Palencia costaba poco más de 20 euros, ahora, con las nuevas tarifas de Renfe (con las que se trata de vender un montón de chollos, ofertas y ventajas), lo cierto es que un MD entre las dos capitales en un tren que tarda tres horas, ahora cuesta 29 €. Por 11 € más, uno se coge un Alvia... Pero hay que  tenerlos.

No me queda ninguna duda de que invitar a la gente a utilizar la Alta Velocidad, que sigue siendo cara, en un país de parados y gente con pocos recursos, es un error. La desocupación de los trenes seguirá siendo la excusa para seguir recortando, si es que la dicha es oportuna.
La alternativa: el bus. Ida y vuelta cuesta en torno a 35 €. El problema: que el 'gordo' de 'Alsas' se queda en Valladolid.
Y la nueva alternativa: internet. Existen algunas páginas web, del estilo BlaBlaCar o Amovens, en las que los usuarios que hagan el trayecto en coche, puedan compartirlo por precios relativamente módicos. Y digo relativamente porque, rastreando, he llegado a ver quien cobraba 22 € por trayecto, más que un billete sencillo de bus. Como todo, se le pueden encontrar ventajas e inconvenientes, pero no deja de ser una idea nueva en la que el pueblo construye por su cuenta cuando se le destruye. No descarto que en 2014 toda la gente que ahora ofrece su coche tenga que rendir cuentas ante Hacienda por ello.

08 mayo 2013

La austeridad es la antesala en la que descansa el miedo

Toca austeridad. También en cuanto a fotos. Quizás este artículo debiera ilustrarlo con una foto de ellos, de los que, incluso con trabajo, están pasando momentos de agobio. Ni qué contar de los que no lo tienen. Son gente cercana. Otra vez.
El pasado fin de semana por Palencia, cargado de encuentros con la gente que merece la pena, me dejó algunas sensaciones extrañas.
Justo hoy me comenta una compañera que un familiar que tiene en Venezuela, donde los secuestros exprés están a la orden del día y donde "te tienes que llevar el móvil en los calzoncillos y no puedes comprar un coche nuevo porque te lo roban", que dice que ojalá tuvieran allí la crisis que hay en España, donde las terrazas, con el calor, seguirán llenas.
Aquí ya se sabe que la demanda de caridad se ha disparado, y la buena fe de la gente de este país, que a veces peca de blanda, impide que el número de atracos se haya disparado alarmantemente o que las escenas propias de otros países sean más visibles.
La gente no gasta. Son matemáticas de 3º de la malograda EGB: si gano menos y pago más, ¿cuánto dinero me queda? Luego, cierran los locales y es la pescadilla que se muerde la cola.
Y es que, sí, hay locales que han cerrado, el café que me tomé con un amigo en un bar tuvo una despedida por parte del camarero con gesto de rendición, de que "esto no va bien." Se asume que pinta gris. Se siente el peligro y juegan con nuestro miedo.
El miedo quizás un día se transforme en rabia, o en odio, o en un sin-compasión. Pero no podemos vivir con miedo toda la vida, porque el mal rato va para largo. La austeridad es la antesala en la que descansa el miedo.
Sigamos soñando con aquello de un mundo mejor, pero que lleguemos con la lección aprendida.