Es el día Mundial de la mujer
Bajo a la calle, impulsado por un recado de mi madre, trabajadora, que dice: «mañana baja por el pan». En la tahona, veo a los habituales, aunque poca gente a esas horas: dos hombres, tres mujeres y dos chicas jóvenes, estudiantes, con mochila al hombro. Me atiende una mujer que llevará sabe Diós desde qué hora. La acompaña otra dependienta. La panadería está casi debajo de mi casa. Me encuentro a una vecina, que viene de trabajar: «Hola» «¿Qué tal? Qué frío nos vuelve a hacer». El tema del tiempo, tan recurrente... Pero demuestra simpatía. Palencia la permite comer en su casa antes de volver a enfundarse el mono de tarea otro rato por la tarde.
Salgo a dar una vuelta, para hacer tiempo. Me acerco al colegio. El mejor ejemplo de igualdad entre hombre y mujeres lo demuestran los niños. Pese a que quieren demostrar sus diferencias mediante los juegos, son iguales. Igual de ágiles ellos que ellas. Igual de inteligentes ellas que ellos... o incluso ellas, con el tiempo, más. Iguales en estatura, en peso, en voz... Lástima que, con el tiempo, las diferencias vayan yendo más allá de las meramente físicas.
En el instituto, un poco mas allá, ¿qué hablan? ¿Con qué sueñan? Se despiden, otras comparten un cigarro... Es jueves, seguramente ya tengan en mente lo que toca hacer mañana. El instituto, el paso anterior a elegir por dónde encauzar sus vidas. Seguramente ninguna piense en la discriminación de género, en los jefes machistas, en las desigualdades... Ahora son jóvenes y... ¡qué carajo! ¡A vivir que son dos días!
Luego, de camino para allá o para acá, hay otras mil más: de 30, de 40, ancianas, viudas, amas de casa, "marujillas", trabajadoras, inteligentes, habilidosas, amables, fumadoras, no fumadoras, divertidas, deprimidas, tristes... Cada cual tiene su historia y cada una se mueve por su entorno.
En 2006, los juzgados de Palencia trataron 109 casos de violencia doméstica, aunque el 25 % de las víctimas eran hombres. Aunque ellas siguen siendo mayoría. Quizás Palencia no sea una ciudad especialmente violenta, ni esencialmente machista. Es algo que, en parte, me consuela. Saber que la impresión que recibimos del entorno es que, al menos, no es mala en este sentido, me tranquiliza. Pero queda (estoy seguro de ello) mucho por hacer para que la igualdad social de sexos sea una realidad al 100 %.
Salgo a dar una vuelta, para hacer tiempo. Me acerco al colegio. El mejor ejemplo de igualdad entre hombre y mujeres lo demuestran los niños. Pese a que quieren demostrar sus diferencias mediante los juegos, son iguales. Igual de ágiles ellos que ellas. Igual de inteligentes ellas que ellos... o incluso ellas, con el tiempo, más. Iguales en estatura, en peso, en voz... Lástima que, con el tiempo, las diferencias vayan yendo más allá de las meramente físicas.
En el instituto, un poco mas allá, ¿qué hablan? ¿Con qué sueñan? Se despiden, otras comparten un cigarro... Es jueves, seguramente ya tengan en mente lo que toca hacer mañana. El instituto, el paso anterior a elegir por dónde encauzar sus vidas. Seguramente ninguna piense en la discriminación de género, en los jefes machistas, en las desigualdades... Ahora son jóvenes y... ¡qué carajo! ¡A vivir que son dos días!
Luego, de camino para allá o para acá, hay otras mil más: de 30, de 40, ancianas, viudas, amas de casa, "marujillas", trabajadoras, inteligentes, habilidosas, amables, fumadoras, no fumadoras, divertidas, deprimidas, tristes... Cada cual tiene su historia y cada una se mueve por su entorno.
En 2006, los juzgados de Palencia trataron 109 casos de violencia doméstica, aunque el 25 % de las víctimas eran hombres. Aunque ellas siguen siendo mayoría. Quizás Palencia no sea una ciudad especialmente violenta, ni esencialmente machista. Es algo que, en parte, me consuela. Saber que la impresión que recibimos del entorno es que, al menos, no es mala en este sentido, me tranquiliza. Pero queda (estoy seguro de ello) mucho por hacer para que la igualdad social de sexos sea una realidad al 100 %.
2 comentarios:
¿Qué os parece el tema de las cuotas? A mi particularmente no me disgusta la discriminación positiva. Un país en el que solo un 3% de mujeres ocupa cargos de responsabilidad en las empresas necesita de estas medidas. Yo creo que no solo el 3% de las mujeres están capacitadas para ocupar esos cargos, y si el número es tan bajo es porque algo pasa y necesita ser corregido con alguna medida añadida.
¿Cuotas?, porque ultimamente se tiene tanta mania de aconsejar las cosas con leyes que obligan a ello.
Claro que hay que contratar mujeres si valen, pero tener que hacerlo por un puñetero porcentaje es lo que no me gusta, pero bueno, como dice mi madre, que es una mujer muy sabia ella, en este pais parece que el mas discriminado es al que no le pasa nada, la casa por el tejado no se hace. Ahi queda eso.
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