El espíritu de Fontaneda

Todos los días se ve algo nuevo en los medios sobre la lucha de los trabajadores por evitar el cierre de Delphi. Hoy Zapatero ha estado con ellos reunidos en torno a una hora. El Presidente ha sido recibido al grito de "Delphi no se cierra".

Movilización tras movilización, protesta tras protesta, marcha tras marcha... Esto, ¿a qué nos recuerda? El parecido es tremendo con aquel "Fontaneda es de Aguilar".
Para cientos de familias se abre un largo periodo de suspense, de agonía y de lucha. De mucha lucha. En casos como aquél, los aguilarenses demostraron que, cuando del pan de las familias se trata, se sacan fuerzas de donde no las hay. ¿Qué hubiera sido de Aguilar si Fontaneda se hubiera ido al traste? Mejor no pensarlo y dar gracias a quien logró dar el paso adelante para que Gullón se instalara ahí.
A día de hoy la industria palentina no goza precisamente de buena salud. La FASA sigue siendo el corazón industrial de un cuerpo que no es inmune a bacterias, piojos y demás problemas que puedan venir de fuera. Sigamos rezando por que FASA no cierre jamás para mantener Palencia con vida propia.
Entre tantas propuestas electorales, parece ser que los futuros alcaldes y gobernantes regionales se olvidan de la industria: hablan de pisos baratos, de ecología, de jóvenes, de empleo (no especifican si es "temporal" y/o "precario") y de limpieza como antónimo de corrupción. Ahora la no corrupción parece que vende, como si la limpieza y la transparencia no fueran deberes de por sí de un gobernante. ¿Pero dónde queda el empuje industrial?

Las opciones de progreso de Palencia pasan por dos alternativas: un plan de crecimiento industrial que ofrezca más renta y más trabajo o un plan de desarrollo urbano, de transporte y comunicación de cara a ser una bonita ciudad dormitorio de Valladolid, que por la llegada del AVE tiene una previsión de aumento espectacular en cuanto a número de habitantes. No nos queda otra.
El desarrollo comercial, que es el que, sin embargo, parece estar llevándose a cabo, no puede hacerse sin una mayor renta. Es realmente complicado convertir a Palencia en una ciudad referencia que atraiga capital de fuera para comprar.

El espíritu de los vecinos de Aguilar y de Delphi deben ser ejemplos que nos hagan reflexionar sobre la fortuna que tenemos de que hoy tenemos trabajo y que a nuestros empresarios o sociedades no les da por buscar mano de obra más barata allende las fronteras españolas.