Protagonista, la nieve

IMÁGENES EXTRAÍDAS DE: Diario Palentino, Norte de Castilla y Tuenti.

"¡Oh, blanca Navidad, nieve! Taninoninoninonín." Bien porque el cine norteamericano nos ha acostumbrado a ver películas navideñas en las que hay más nieve que personajes, uno que vaya de paseo por Palencia, con el alumbrado en marcha y pisando sobre blanco (si las diez toneladas de sal que el Ayuntamiento ha esparcido por las calles no se la ha comido ya), es casi inevitable que no le entre por dentro un pequeño atisbo de ese espíritu llamado navideño.
Lo mismo hay gente que se amarga por el frío que hace, por la lluvia, porque enseguida anochece, porque no hay sol... ayer se alegraban viendo Palencia nevada hasta la médula. ¡Pero es que es lo que tiene que hacer! Lo de otros años no era normal, lo de este sí: ¡que siga lloviendo, que siga nevando, que siga haciendo frío, que podamos darle uso a la bufanda y al abrigo de doble capa!
La gente llama contenta, manda mensajes... "¡La nevada que ha caído!" Lo hacen saber a los cuatro vientos. La nieve alegra la vista, y serena el espíritu. Es algo diferente, que incluso permite desconectar de la monotonía del otoño y del invierno. A los conductores, evidentemente, no les hace mucha gracia, y es comprensible. Quizás porque en nuestros tiempos estamos condicionados a un ritmo frenético que antes no se tenía, cuando nuestros abuelos vivían año sí, año también nevadas que nada tienen que ver con las de ahora con las que debían quedarse en casa encerrados varios días, como si de la llegada del Apocalipsis se tratara. Entonces ellos maldecían las nevadas, aunque bien alguien sentó el refrán que, con razón, dice: "Año de nieves, año de bienes".
Sea como sea, y el gozo entra también por los sentidos, la nieve nos ha dejado unas estampas palentinas simplemente preciosas.